La propuesta de la Liga Nacional de Futbol Americano de Estados Unidos (NFL) para la temporada 2012 suena muy razonable, en teoría: eliminar dos de cuatro juegos “de exhibición” de la pretemporada y alargar la temporada real a 18 juegos, en vez de 16.
Esta “temporada aumentada” suena bien para los fans, sobre todo para quienes tienen boletos para la temporada, pues no tendrán que pagar por dos juegos insignificantes sólo para ver apariciones esporádicas de los jugadores estrella.
Tendrán dos oportunidades más para ver a los jugadores dejando todo en la cancha.
Pero la propuesta va más allá; es una lucha de gangas en una negociación laboral que podría hacer que la NFL se oscurezca el año entrante. Es una parte muy importante de las negociaciones entre la NFL y sus sindicatos de jugadores con respecto al futuro económico del deporte.
Para los dueños de los equipos, que enfrentan una recesión, una caída en las ganancias de patrocinios, la falta de ventas corporativas y una baja en el apetito del público para financiar los estadios de la NFL, es una forma de aumentar las ganancias.
Pero para la fuerza de trabajo (los jugadores) el plan ha generado preocupaciones sobre el tiempo de descuento, los sueldos justos y lo que ganarán si se realizan rebajas en los contratos.
El acuerdo de negociaciones colectivas entre la NFL y la Asociación de Jugadores de la NFL terminará a finales de la temporada 2010, y sin una extensión, todo parece indicar que el futbol del 2011 será diferente. Convencidos de forjar un nuevo sistema económico, la NFL y sus equipos tomaron pasos para “encerrar” a los jugadores si no llegan a un acuerdo.
La liga entró a contratos televisivos que siguen pagando incluso en caso de que haya un cierre patronal (aunque ese dinero se deduce de temporadas futuras).
Contrató a un abogado que guió a la Liga Nacional de Hockey para superar su cierre patronal en 1994, y los equipos de la NFL están insertando cláusulas en los contratos de dirección técnica que piden reducción de salarios o incluso licencias en caso de que en 2011 haya un cierre patronal.
Pero el problema podría generar un nuevo acuerdo y un nuevo futbol americano en 2011. Quizás ahora se toma a la ligera el asunto de los juegos extra, pero generará un remolino de “comercio de caballos”, necesario para lograr un cuerdo.
Algo de perspectiva: la NFL ha buscado por doquier nuevos medios de ingresos, y permitió que las casacas de entrenamiento se usen como inventario para los patrocinadores por primera vez; además, permitió acuerdos con loterías estatales y marcas de bebidas alcohólicas (algo que nunca había hecho), y al mismo tiempo intenta reducir su gasto más fuerte: la nómina de los jugadores.
Ahora a los jugadores se les paga semanalmente durante la temporada de 16 juegos, por ejemplo, un jugador que gana 1.6 millones de dólares recibe un cheque de 100,000 dólares por cada juego.
Con esta temporada aumentada, los jugadores y su sindicato querrán prorratear cheques para los dos juegos extra, pero los dueños dicen que no es tan simple, pues los ingresos de los dos juegos extra serán parte de los ingresos generales de la liga, de donde los jugadores ya reciben una parte negociada.
Esta parte se usa para calcular el sueldo por juego, que usan los equipos para negociar contratos individuales. Las cifras de esos contratos no cambian, sin importar el número de partidos jugados.
Se cree que el ingreso adicional sería a beneficio de los jugadores, en forma de un sueldo mayor por juego y mejores negociaciones para los equipos, pero no sería tan claro como dos cheques adicionales por dos partidos jugados.
Los jugadores tienen otro motivo de temor: la carrera promedio en la NFL es brutalmente corta, de apenas tres años, y una temporada más larga reduciría “la vida de juego” incluso más. Los jugadores tienen razones válidas para temer que una temporada aumentada afecte su salud, su pensión y sus prospectos para el cuidado a largo plazo.
Recuerden que el futbol profesional no es sólo un deporte de contacto, sino un deporte de golpes. Este plan sumaría golpes, y las lesiones potenciales serían el tema central de las discusiones sobre la prolongación de la temporada. Pero en realidad todo es cuestión de las negociaciones colectivas.
En 2006, los dueños de la NFL votaron 30-2 por extender el acuerdo de negociaciones colectivas. Después de que se secaron las firmas, decidieron que necesitaban mejores términos y terminaron el acuerdo antes de tiempo, por lo que caducará esta temporada.
Las negociaciones para evitar un cierre patronal en marzo han sido inútiles, pues los equipos de la NFL alegan tener dificultades financieras con la nómina. A esto, los sindicatos pidieron pruebas, a lo que la NFL se negó.
La temporada prolongada podría cambiar el juego con las negociaciones de esta forma: la NFL, en su intento por regresar al acuerdo de 2006, quiere recortar el porcentaje destinado a los jugadores en entre 9 y 18 por ciento, según varios informes. El sindicato está obstaculizando esto pero al mismo tiempo busca formas para llegar a un acuerdo.
Yo creo que la NFL presentará una propuesta incluyendo la temporada de 18 juegos y cobrará una cantidad más modesta de la participación porcentual destinada a los jugadores en relación con el acuerdo colectivo previo.
O quizás no busquen reducción y ofrezcan el mismo porcentaje que antes, con la condición de que los jugadores acepten una temporada más larga. Esto podría ser un gran paso adelante.
Quizás seguiremos escuchando quejas por parte de los jugadores y del sindicato sobre la temporada de 18 juegos, pues estrellas como Ray Lewis y Brian Dawkins han sido quienes más han levantado la voz. Pero a final de cuentas llegarán a un acuerdo.