Tim Howard, a los 35 años, se transformó en el portero con mayor cantidad de atajadas en un mismo partido de Copa del Mundo durante los octavos de final entre Estados Unidos y Bégica. Y detrás de su destacada actuación, aparece una historia digna de ser contada. El hombre de las 16 salvadas en un mismo juego es ejemplo de vida fuera del campo.
El guardameta de la selección estadounidense y del Everton de Inglaterra sufre, desde la infancia, un trastorno neuropsiquiátrico denominado síndrome de Tourette, al que derrota día a día con sus ganas de superación. Se ha convertido en un ejemplo para los que padecen la misma enfermedad y no encuentran las mismas respuestas en sus estados de ánimo.
"Puede ser algo tan pequeño como pestañeos, tics o aclaramiento de garganta o casos extremos con movimientos severos y hasta gritos que pueden debilitar físicamente y aislar socialmente. Los más severos pueden provocar problemas mayores, como fractura vertebral, pero no afectan a la salud física o intelectual", explicó a BBC Mundo Annetta Hewko, presidente de la Asociación Nacional del Síndrome de Tourette de EEUU.
Los tics son crónicos, no afectan directamente a la salud física pero no tienen cura, sólo tienen tratamiento. Y entre los pacientes también puede aparecer déficit de atención, hiperactividad y un trastorno obsesivo compulsivo.
"Howard es un fantástico vocero de la comunidad. Provoca gran inspiración ver a alguien con una posición tan prominente que habla de convivir con Tourette y no deja que se convierta en un impedimento. No es sólo un héroe para EEUU, sino para toda la comunidad mundial de afectados por este síndrome", añadió Hewko.
El propio Howard sugirió que su enfermedad lo ha convertido en mejor atleta por desarrollar sus reflejos y "movimientos voluntarios" más rápido que el resto, en una entrevista concedida a la revista alemana Der Speigel. Está comprobado que el deporte alivia los síntomas de quienes padecen esta extraña enfermedad.
"Cuando la cosa se pone seria frente a la portería, ya no tengo tics, mis músculos me obedecen", aseguró el arquero a la publicación alemana aquella vez.
Las pruebas están a la vista y su buen rendimiento en Brasil toma un fuerte impacto social que escapa de lo deportivo. Hoy, a través de una figura del fútbol que logró exponer su historia con menor dramatismo y mayor optimismo, el síndrome de Tourette se presenta a millones de personas que nunca habían escuchado sobre él. Tim Howard dejó una lección y puede sentirse satisfecho de haber ganado su propio campeonato mundial.
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