Buenos
Aires, 19 de agosto de 2016. Un ensangrentado Nate Diaz cerraba los
últimos detalles del mata león, un agotado Conor McGregor sin remedio
alguno tapeaba, señalando su sumisión. No había sorpresa, por lo menos
por parte de Diaz, quien icónicamente lo declaró después de la pelea que
dieron estos dos en UFC 196, y para muchos fanáticos que han seguido al
deporte y a los hermanos Diaz desde hace varios años.
Para McGregor, su rostro de incredulidad lo decía todo. El irlandés caía
inesperadamente, por lo menos para él y sus millones de seguidores,
recibiendo su primera derrota en UFC. Cerraba el primer capítulo de una
rivalidad deportiva entre dos de las atracciones más grandes del deporte
en la actualidad, y el segundo viene en UFC 202.
Diaz había tomado la pelea contra McGregor con once días de previo
aviso, un acto difícil que terminó en un estatus incrementado de
celebridad y reconocimiento. Pero tampoco fue un acto sencillo para
McGregor, quien se había preparado para otro tipo de rival en Rafael dos
Anjos. Para UFC 202, las cosas son diferentes. McGregor se ha preparado
como nunca con un campamento de entrenamiento dedicado al estilo de
Nate Diaz, mientras éste no estará interrumpiendo sus vacaciones para
tomar un vuelo a Las Vegas y pelear en el octágono, por lo que se espera
un Diaz aún más complicado.
La pelea de nuevo será en las 170 libras, una categoría ajena para los
dos, pues tanto Diaz como McGregor parecen ser naturalmente peleadores
de la división ligera, las 155 libras. Esto significa que veremos a dos
peleadores que siempre lucen una condición y resistencia física de
primera aún mejor, sin tener que sufrir la deshidratada de un corte de
peso más común en los peleadores de UFC.
McGregor saldrá golpeando, Diaz saldrá haciendo lo mismo. McGregor luce
en la pelea de pie y los nocauts de su récord lo confirman. Tiene buen
boxeo, combinaciones funcionales a su guardia y sus movimientos, pateo
que complementan y mucha confianza. Diaz, sin embargo, boxea desde hace
muchos años y seguido hace sparring con boxeadores de élite mundial. El
pateo de Diaz es mucho más deficiente y es vulnerable a las patadas
bajas, aunque su resistencia a éstas y los golpes no deja de sorprender.
La diferencia en esta pelea es que seguramente McGregor no se
sorprenderá cuando Diaz reciba los golpes más duros y siga de pie
haciéndole señas de provocación y lanzándole una cachetada de regreso,
su famosa “Stockton Slap”. Esto le permitirá al irlandés administrar su
energía mejor, una falla clara que tuvo en su primer combate, agotándose
y dejando huecos claros para que un experimentado Diaz explotara con su
boxeo y finalizar con su jiu-jitsu.
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