Jugadores como George Mikan y Wilt Chamberlain provocaron con su superioridad que el baloncesto tuviera que cambiar algunas reglas. El caso de Brittney Griner, pívot de la Universidad de Baylor, recuerda a esos mitos. Su desbordante físico la hace imparable. Con 2,03 metros de altura, 2,23 de envergadura y una coordinación extraordinaria, es ya la mejor jugadora de la NCAA. Hay quien amplía el espectro al planeta entero e incluso a la historia del básquet femenino. Es como si hubiera venido del futuro.
Toda una crack. En la NCAA nadie olvida sus 50 puntos con 21/28 en tiros de campo de esta temporada en un partido. Fue su récord y la mejor marca en la Conferencia Big 12 de la Liga universitaria. En un momento del partido, recibió un balón a un lado de la zona, se giró con una velocidad bestial y, sin necesidad de botar, acabó la acción con un mate. Algo extraordinario en el baloncesto femenino que ella está convirtiendo en costumbre. Ese fue el decimocuarto mate en su carrera universitaria.
Juega desde los 14. Jugando desde los 14 años, saltó a la fama en 2007 gracias a un video de Internet en el que hacía seis mates en un entrenamiento en el instituto Nimitz. En su última temporada allí machacó en 52 ocasiones, siete de ellas en el mismo partido. Pero colgarse del aro es solo una parte de su repertorio. También firmó un cuádruple-doble y 19 triples-dobles. E incluso en un encuentro llegó a poner 25 tapones, récord en High School. Toda esa superioridad la ha conseguido trasladar al campeonato universitario.
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