La Arena O2 en Londres
recibirá el regreso de Anderson Silva y también la
reaparición de Michael Bisping en su país natal cuando
éstos se enfrenten el 27 de febrero de
2016.
El par de regresos que se realizarán en
la pelea estelar de Londres estarán completos de
emotividad. Anderson Silva (33-6, 1NC) es uno de los históricos del deporte, y un
nombre inconfundible dentro del MMA. Su carrera habla por sí mismo y
ahora buscará enderezar sus recientes tropiezos en su última
brecha como peleador. Michael Bisping (27-7) es un nombre sinónimo al MMA británico, y
el longevo contendiente tendrá la oportunidad única de
enfrentar una leyenda como lo es Silva, y a su vez, hacerlo frente su
público inglés después de más de cinco
años de ausencia.
El camino recorrido por Silva es
incuestionablemente histórico, lleno de récords y por mucho
tiempo considerado el mejor peleador libra-por-libra, un imbatible
campeón, y simplemente un fenómeno de atleta y peleador.
Venciendo a los mayores retos y aparentándolo sin esfuerzo alguno,
ridiculizando a sus oponentes simplemente por superioridad técnica y
habilidad que lo impulsaba a una confianza rara vez visto en deportes
profesionales, el legendario Anderson Silva pasó por una caída
tan repentina en la última parte de lo que va su carrera que hasta la
fecha muchos no lo han terminado de asimilar o
entender.
Su dominante reinado terminó en un par de
golpes ante Chris Weidman y después ante una lesión escalofriante en mero
combate. Después un regreso triunfal fue rematado con un positivo en
el antidoping que revocó su resultado a un no contest; y de la nada el
histórico brasileño caía. Ahora a sus 40 años de
edad, Silva busca más que la redención, asegurarle a todos que
su estatus legendario deberá ser recordado con una victoriosa
despedida.
La última vez que Bisping peleó
frente a su gente apareció motivado y consiguió una victoria
tras tres rounds ante el japonés Yoshiro Akiyama. Desde entonces los
resultados han sido inconsistentes para el veterano y ganador
de The Ultimate Fighter 3. Han sido siete victorias y cuatro derrotas ante
nombres constantemente grandes, pero Bisping reaparece tras dos victorias al
hilo y con la oportunidad de extenderla a la grande ante Silva. Sobretodo, el
británico es un talento establecido que ha demostrado un juego
verdaderamente completo ante los contendientes más importantes de la
división mediana.
Todos tienen su final. Esto es una realidad
difícil para muchos atletas. El talento, la habilidad y la fortaleza
mental de Silva no se han cuestionado en muchos años. Tal vez
apareció antes de su tiempo, abriendo camino para una nueva
época de MMA que aún no llegaba. Su carrera ha estado marcada
con espectáculo y asombro. Pero mientras su grandeza también ha
dependido de talento físico como agilidad, reacción y
resistencia, sus 40 años de edad son un tema a considerar,
especialmente si revisamos sus últimas tres salidas que resultaron en
esa caída abrupta de su carrera.
No obstante, Anderson Silva tiene el nombre
suficientemente grande para que nadie dude en él, nadie lo cuestione y
constantemente aparezca como el indiscutible favorito. Así lo
está haciendo ante Bisping, quien a pesar de buscar defender su lugar
en su propia tierra natal, al seguir activo y con racha victoriosa no asume
la posición de favorito.
Bisping, hay que recordar, es mucho más
que un peleador de kickboxing. Es un gran veterano de diez años en
UFC. Entiende el juego del MMA desde todos lo ángulos, tiene una gran
defensa de derribo y un grappling sólido que le hace frente a los
mejores. Su estilo de buscar el intercambio, sin embargo, podría jugar
en su contra ante un sigiloso y peligroso Silva quien también ha
preferido hacer de sus contrincantes víctimas constantes en la pelea
de pie.
La pelea estelar en Londres aparenta ser un
espectáculo de intercambio y manejo de octágono entre dos
experimentados veteranos que gustan de la pelea de pie y que seguramente
entrarán en provocaciones y juegos mentales, tema que no hemos tocado
mucho. Bisping, entre sus cualidades como peleador, también es
conocido por ser un hablador, provocando a sus oponentes constantemente. Y
aunque Silva no es mucho así, dentro del octágono suele jugar
con la psique de sus oponentes, bajando las manos, mostrando la cara, y
básicamente haciendo sentir a sus oponentes que son insignificantes
como reto físico y técnico, y por lo tanto,
mental.
La pelea entre Silva y Bisping podría
terminar en un festín de golpeo. El error de Bisping tendrá que
ausentarse si no quiere caer víctima del dominio de Silva, en todos
los aspectos, pero éste tiene sus propios retos internos por
enfrentar, presiones aumentadas por comprobarse de nuevo, rebotar de las
derrotas, su caída inesperada, así como cerrar su condecorada
carrera en lo alto. La pelea conmoverá a la comunidad mundial de MMA
que sin duda sintonizará, y es más que nada debido a Silva,
quien a sus 40 años y con toda la incertidumbre rodeándolo,
sigue siendo el favorito, un nombre que pesa y un hombre que ha marcado
historia en el deporte.
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