La calidad de Dominick Cruz como artemarcialista jamás ha sido puesta en tela de juicio, porque cada ocasión que sube al octágono ofrece movimientos únicos, además de que es un tipo que sabe vender bien sus peleas, su único pecado es que el cuerpo no le ha respondido a la altura de sus necesidades.
Las lesiones se han convertido en el peor enemigo del "Dominator", quien expondrá su título gallo frente a Urijah Faber en el cierre de una trilogía que ha acaparado la atención de la división, como evento coestelar de UFC199.
Un triunfo convincente el 4 de junio dejará sin armas a sus detractores de toda la vida, pues sería la única forma de volver a demostrar que dentro de la jaula es un fuera de serie.
Pocos tienen el juego de pies que maneja Cruz, el cual cada día que está en Alliance MMA mejora aún más, bajo el mando del coach Erick del Fierro, quien siempre creyó en su potencial, y a pesar de los problemas de salud que presentó en los últimos años jamás lo dejó, por el contrario, le ayudo a renacer, como el ave fénix, desde las cenizas.
Además de la potencia en los golpes que conecta, su estilo en la lona cuando derriba a sus oponentes hay un factor que es intangible, pero que en peleadores de este calibre es fundamental: la mentalidad.
Dominick se ha repuesto no a una ni a dos, sino a tres cirugías de ligamento anterior cruzado, además de un desgarre en la ingle, por lo que su actividad se vio severamente frenada durante los últimos cinco años.
Después de derrotar a Demetrious Johnson en octubre de 2011 no volvió a pelear hasta septiembre de 2014 aplastando en un minuto y un segundo a Takeya Mizugaki y posteriormente hasta enero de 2016, cuando destronó a Dillashaw por decisión, es decir, hasta estado dentro del octágono solo durante 26 minutos con un segundo en el pasado lustro.
La promoción fue paciente al mantenerlo campeón durante buen tiempo, sin embargo, fue demasiada la espera y por ello es que entre Renan Barao y Dillashaw se repartieron el tiempo de campeones.
Y justo aquÍ es donde entra el factor de la mente, porque sin importar los infortunios que han surgido en su carrera, Cruz está listo para demostrar que puede seguir, de mantenerse sano, sin duda podrá regresar al nivel que se le conoció en WEC antes de que fuera absorbido por UFC.
Ese asterisco de la salud incluso lo persiguió cuando ganó el título pues sufrió de fascitis plantar en el pie izquierdo, lo cual solo toma tiempo y mucha terapia para su total recuperación, pero hasta él trató de mantener en secreto esta dolencia para evitar cualquier exabrupto.
Ahora, para “Dominator” viene una buena oportunidad de cerrar un ciclo al enfrentarse por tercera vez a Faber, serie que se encuentra empatada, y de paso convertirse en un constante del octágono, dejando en el olvido lo sucedio en los últimos años.
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