A Estados Unidos el partido de la semifinal ante Argentina le duró apenas tres minutos. Fue el tiempo que Ezequiel Lavezzi necesitó para marcar el primer gol a Brad Guzan. Después, no hubo rival en el campo para la Albiceleste, que dio una lección de fútbol ante el anfitrión de la Copa América Centenario y redondeó la paliza con tres goles más, incluido uno de Lionel Messi para la historia en el minuto 32 que lo convirtió en el máximo artillero de la selección argentina.
El equipo de Jürgen Klinsmann deambuló sin ideas en la cancha del estadio NRG de Houston y se le vio falto de carácter y personalidad para intentar siquiera acercarse al arco de Sergio Romero. Si bien Estados Unidos no contó con tres de sus hombres clave, los centrocampistas Jermaine Jones y Alejandro Bedoya y el delantero Bobby Wood, fue un equipo muy pasivo que no opuso resistencia en ningún pasaje del compromiso. Y los sustitutos de los jugadores sancionados, Graham Zusi, Kyle Beckerman y Chris Wondolowski, mostraron mucha imprecisión y fallaron casi todos los pases que intentaron.
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