Jabari Parker sigue a rajatabla la regla benedictina: ora et labora. Trabaja con humildad y abnegación cada minuto para transformar en realidad un sueño recurrente: el de conducir a su equipo a la gloria del anillo en una cancha NBA abarrotada.
Su inteligencia es mayor a la de lebron. Tiene 17 años, mide 2,05 y pesa 100 kilos, pero Parker reúne la calidad en el manejo de balón de un base, el lanzamiento depurado del más pulcro de los aleros, la contundencia al poste de un pívot y el hambre de victoria del insuperable Michael Jordan. El pasado abril, Jabari Parker fue nombrado jugador nacional del año a nivel "High School". Solo tres compañeros habían logrado la distinción antes de su temporada senior: LeBron James, Greg Oden y Brandon Knight. "La inteligencia baloncestística del chico es mayor que la que tenía LeBron a su edad. Es perfectamente capaz de dominar un partido sin anotar un solo punto. No le importa meter una canasta o 25 si los suyos ganan. Y no he visto a nadie con esas ansias de victoria a su edad. Como Jabari Parker solo hay un jugador por generación", asegura Daniel Poneman, evaluador de talentos para la web Five-Star Basketball, con quien se ha puesto en contacto Sports Illustrated.
Un muchacho diferente. Hay dos rasgos que distinguen el carácter de Parker del de otros jóvenes de su edad. El primero es su profunda convicción religiosa. Desde los 16 años es sacerdote mormón y dedica gran parte de su tiempo a desempeñar labores de apoyo a los más desfavorecidos. El segundo aspecto que llama la atención, íntimamente ligado al sentido religioso de la existencia, queda retratado en esta frase suya: "El baloncesto es a lo que me dedico. Es lo que hago, no lo que soy".
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