martes, 26 de junio de 2012

NBA , Un show impecable

La televisión permite seguir en Bolivia los partidos de la NBA (National Basketball Association) de Estados Unidos, la liga de baloncesto más poderosa del mundo. Por dentro, la NBA hace gala en cada coliseo de un esquema organizativo que atrapa a los espectadores, según pudo comprobar EL DEBER.
Las facilidades comienzan por la compra de entradas. Todo se hace en línea. Se elige la ubicación, se comparan precios y se paga, todo sin moverse de la casa u oficina. Los boletos se reciben por Internet, se imprimen y se entregan en boletería, donde el código de barras los valida.
Ya en el coliseo, en el caso de Miami Heat, que oficia de anfitrión en el American Airlines Arena (en el 2000 la aerolínea pagó 40 millones de dólares para poner su nombre por 20 años), en cada butaca hay una polera de regalo. Es del mismo color que el uniforme del equipo, entonces se refuerza la sensación de localía.
Como los asientos son numerados, los espectadores pueden levantarse en cualquier momento para ir por una comida o bebida, incluso con alcohol, pues está permitido. También para comprar algún recuerdo, pues los clubes le sacan provecho a las imágenes de los jugadores que contratan. Y tienen ofertas de un plus para obtener más dividendos. Por ejemplo, un vaso de gaseosa puede valer cinco dólares, pero si se aumentan dos dólares te dan un vaso con la foto de la estrella del equipo y que además se puede volver a llenar sin pago adicional. Pero con semejante espectáculo que ofrecen los magos de la pelota rebotadora, ¿a quién se le ocurre salirse cada rato para ir por más soda?
Media hora antes del pitazo inicial, los jugadores entran al calentamiento y dan entrevistas. Las porristas muestran lo suyo. El aire acondicionado hace olvidar el calor de Miami a los casi 20.000 espectadores.
Una de las claves es el tablero, en forma de dado, para que lo vean desde cualquier nivel. Pasan videos, repiten las jugadas, ponen estadísticas. No hace falta molestar al vecino para saber cómo va el juego, tanto en el global como en el rendimiento individual.
Otra clave son los animadores. Uno convoca sin parar por los parlantes para dar aliento, mientras otro interactúa con los aficionados.
Al final, más que haber estado en un gran show queda la sensación de haber sido parte de él.

Detalles

Privilegios. Hay suites para los patrocinadores, también para los ‘ricos y famosos’. Y los mejores asientos, claro, en el nivel de la cancha. El boliviano Marcelo Claure, fundador de BrightStar y presidente de Bolívar, tiene dos sillas al lado de la banca de suplentes.

En familia. El ambiente ‘amigable’ para los menores hace que la NBA se convierta en un evento familiar.

Expectativa. El fanatismo hace que los hinchas compren sus asientos numerados por toda la temporada. Encontrar boletos una semana antes de un partido es misión imposible.
Fanatismo. Como en nuestros estadios de fútbol, los espectadores de la NBA se quedan de pie para ver las incidencias decisivas en el minuto final.

Público. No faltan las provocaciones. Una hincha de los Heat, ubicada frente al tablero de los visitantes, mostraba un cartel para anunciar errores en el cobro de faltas.

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