Pocas veces se ha podido decir que al gran partido del Super Bowl, la final de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), llegaron los dos mejores equipos, y una de ellas será la de este año cuando el domingo los Patriots de Nueva Inglaterra y los Seahawks de Seattle disputen la 49 edición.
Campeones de la Conferencia Americana (AFC) y Nacional (NFC), respectivamente, con cuatro títulos combinados y 10 viajes anteriores al Super Bowl, llegan al undécimo con una constelación de estrellas que esperan ofrecer un gran espectáculo deportivo cuando salgan al cuidado césped natural del University of Phoenix Stadium, de Glendale (Arizona), escenario del partido.
Los Patriots, que llegan a su octavo Super Bowl, primero desde la temporada del 2011, buscarán su cuarto trofeo Vince Lombardi, que los consagre aún más como dinastía dentro de la NFL y el mejor equipo en lo que va del Siglo XXI.
Mientras que los Seahawks quieren seguir sus pasos de ser los primeros que logren el segundo título consecutivo desde que los Patriots lo lograron en las temporadas del 2003 y 2004 y tomen el testigo de ser la nueva dinastía dentro de la NFL.
Los dos demostraron en la liga que fueron los mejores porque al frente están los dos entrenadores en jefes más prestigiosos de la NFL como son Bill Belichick, el "genio" de la estrategia, que dirige a los Patriots, y Pete Carroll, el del juego completo y agresivo.
Ambos vienen de la misma escuela, trabajaron y fueron compañeros con el legendario Bill Parcels, inclusive Carroll, de 63 años, dirigió antes a los Patriots, desde 1997 hasta que en el 2000 lo echaron, y su puesto lo ocupase Belichick, de 62 años.
Ahora son más amigos que nunca, se respetan y alaban mutuamente, como mostraron durante la rueda de prensa previa al gran partido del domingo, por eso también son conscientes que tenerse enfrente es el mayor reto que deberán superar ambos como profesionales.
Los dos cuentan con grandes estrellas, pero que están muy bien repartidas entre ambos equipos, lo que hará que la lucha en el campo sea igualada de principio a fin.
El que mejor definió lo que podía pasar en el partido fue el legendario mariscal de campo Tom Brady, la gran figura de los Patriots, que a sus 37 años disputará el sexto Super Bowl y busca el cuarto anillo de campeón.
"No hay debilidades en ambos equipos, será una lucha permanente y sólo el que aguante más se llevará la victoria", pronóstico Brady, que tiene en su haber el mayor número de marcas de la fase final y su gran sueño es conseguir el cuarto anillo que lo ponga al lado de los inmortales Terry Bradshaw, y Joe Montana, su ídolo de niño.
Pero enfrente tendrá a un joven de 26 años, Russell Wilson, el mariscal de campo de los Seahawks, que puede romper a cualquier defensa tanto con sus pases por aire como cuando avanza por tierra y jamás da un partido por perdido como lo demostró en la remontada histórica que logró su equipo en la final de la NFC ante los Packers de Green Bay.
Wilson se consagró como el mariscal de campo más inteligente que hay en la NFL, que supo crear las jugadas perfectas en los momentos decisivos, y nunca permitió que el equipo se diese por vencido y mucho menos el mismo que concluyó el partido con cuatro interceptaciones, incluidas tres en la primera parte, pero también con el pase de anotación que aseguró el boleto al Super Bowl.
Junto a Brady, el ataque de los Patriots cuenta con todo tipo de armas, pero serán el ala cerrada Rob Growkowski y el corredor LaGarrett Blount los que puedan hacer la diferencia en el marcador, si es que pueden superar a una defensiva estelar, la mejor de la liga, que presentan los Seahawks con el esquinero Richard Sherman y el profundo Kam Chancellor, auténticas pesadillas de los atacantes.
Wilson también tendrá una ofensiva de ensueño con los receptores abiertos Doug Baldwin y Jermaine Kearse, al que encontró con el pase que les permitió estar en el Super Bowl, pero sobre todo al polémico, pero excepcional corredor Marshawn Lynch, que sólo está peleado con los periodistas, pero en el campo es demoledor.
Los protagonistas del mayor espectáculo deportivo del año en Estados Unidos a través de sus respectivos entrenadores confirmaron que están listos para el gran reto y lo mismo todo lo que gira entorno a la organización del partido que paraliza al país entero.
Desde el jueves ya no hay entradas a la venta y se ha batido la marca de todos los tiempos con un precio promedio de 6.500 dólares por cada una de las 73.000 que es el aforo del estadio.
El mundo de las apuestas tanto legales como ilegales, que genera más de 7.000 millones de dólares, siguen favorables a los Patriots por los que un jugador ha pagado un millón de dólares en Las Vegas.
La cadena de televisión NBC, que trasmitirá el partido a partir de las 15:30, ya tiene vendidos todos los espacios de publicidad a un precio de 4,5 millones de dólares por cada segmento de 30 segundos e ingresos 360 millones de dólares.
Mientras que las compañías que expongan sus productos durante el partido del Super Bowl tienen asegurado que serán vistos por 175 millones de personas en Estados Unidos y 800 a través del mundo.
Unos telespectadores que también esperarán con entusiasmo el ya emblemático espectáculo artístico del medio tiempo que este año tendrá como estrella invitada a la cantante estadounidense Katy Perry, seguidora de Wilson, que ha prometido también algo "grandioso".
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