La disputa de la 49 edición del Super Bowl de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) pasará a la historia no sólo por haber dejado a los Patriots de Nueva Inglaterra como la dinastía que consiguió su cuarto título de campeones sino también por el penoso espectáculo que dieron los jugadores antes que concluyese el partido.
Después de haberse vivido unos minutos finales plenos de emoción y buen juego que permitió a los Seahawks de Seattle ponerse en la yarda 1 de los Patriots y tres oportunidades de anotación, lo que siguió a falta de 20 segundos fue uno de los capítulos más penosos en la historia del Super Bowl.
Los Seahawks habían logrado una recepción espectacular del receptor abierto Jermaine Kearse, que tras una serie de rebotes se quedó con un pase profundo del mariscal de campo Russell Wilson. Cuando parecía que los Seahawks anotarían, Wilson, en decisión que nadie ha podido explicar y que tomó el entrenador en jefe del equipo, Pete Carroll, buscó la anotación con un pase por aire, en lugar de avanzar por tierra.
Wilson cumplió lo establecido por Carroll lanzó un pase que fue interceptado por el profundo novato Malcolm Butler, con 20 segundos por jugar, terminando el intento de remontada de Seattle.
El balón nunca llegó a las manos del receptor abierto Ricardo Lockette, al que iba destinado, y si a las de Butler, que se convertiría en gran héroe del partido junto al mariscal de campo Tom Brady, que dio cuatro pases de anotación y recibió el premio de Jugador Más Valioso (MVP).
Fue entonces cuando la ofensiva de los Patriots entró al terreno de juego del University of Phoenix Stadium, de Glendale (Arizona), donde se disputó el partido, y tomó la posesión del balón en su propia yarda 1.
Pero antes de iniciar la jugada se marcó un castigo por fuera de lugar contra la defensiva de los Seahawks, lo que provocó una pelea dentro del campo entre los jugadores de ambos equipos.
En medio de la discusión, el apoyador Bruce Irvin, de los Seahawks, lanzó un puñetazo al rostro del ala cerrada de los Patriots, Rob Gronkowski, otro de los jugadores claves con los nuevos campeones del Super Bowl.
Los árbitros, que siguieron toda la acción y tuvieron que intervenir para separar a los distintos grupos de jugadores que comenzaron a pelearse, nada más restablecerse el control, expulsaron a Irvin del partido.
Al final, los Patriots sólo dejaron correr el reloj para asegurar la victoria y conseguir el cuarto título de Super Bowl de su historia, que quedó empañado por una imagen poco constructiva del deporte del fútbol americano que fue vista a través de todo el mundo por más de 800 millones de espectadores.
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