La NBA regresó a Los Ángeles siete meses después con un esperado derbi de pretemporada en el Staples Center, que confirmó a Los Angeles Clippers como la nueva sensación de la liga al tiempo que subrayó las dudas en torno al presente de Los Angeles Lakers (95-114).
Chauncey Billups fue el máximo anotador, con 23 puntos, mientras que Chris Paul se estrenó con 17 tantos, nueve asistencias y cinco robos de balón. Por los Lakers destacó Kobe Bryant, con 22 puntos, en tanto que Pau Gasol registró 16 tantos y siete rebotes.
Se respiran aires de cambio en tierras angelinas. El equipo del que es propietario Donald Sterling aspira a romper una trayectoria construida año tras año sobre los cimientos del fracaso, ya sea por malas decisiones ejecutivas o graves lesiones de jugadores importantes.
Cuatro veces llegaron a las eliminatorias por el título en su historia, la última en 2006, donde por primera vez alcanzaron las semifinales de conferencia, un objetivo que ahora parece factible tras la llegada al equipo del base estrella procedente de los New Orleans Hornets.
El duelo tenía morbo. Paul se veía las caras con el equipo donde estuvo a punto de recalar en un traspaso a tres bandas que mandaba a Gasol a Houston. Pero la NBA echó atrás el acuerdo y los Clippers movieron ficha rápidamente.
Los aficionados del "pariente pobre" de Los Ángeles están de enhorabuena y así lo confirmaron jugadas estratosféricas que incluían un alley-hoop de Paul a DeAndre Jordan o la conexión entre el veterano Billups y el "matador" Blake Griffin, brutal en el contraataque.
El Staples Center, con los de púrpura y oro ejerciendo como locales hoy, estuvo cerca del lleno para presenciar el primer amistoso de la temporada en la ciudad californiana, 225 días después de la dolorosa eliminación por 4-0 frente a Dallas en las semifinales de la Conferencia Oeste.
Mike Brown ha construido un equipo técnico a su medida en el que aparece el italiano Ettore Messina como consultor. El ex entrenador del Real Madrid no se sentó en el banquillo de los Lakers, sino que lo hizo en la segunda fila, justo detrás de Brown, y no dudó en aplaudir las acciones de los suyos en los primeros instantes.
Había motivos. El quinteto de los Lakers (Steve Blake, Kobe Bryant, Matt Barnes, Pau Gasol --recibido con fuertes aplausos tras semanas de rumores sobre un hipotético traspaso-- y Andrew Bynum) saltó a la cancha con ganas de agradar frente a su contrincante.
Paul y Griffin pasan por ser una de las parejas más eléctricas y espectaculares que la competición ofrece, una base a la que añadir piezas como el liderazgo de Billups, la clase de Caron Butler y la intimidación y muelles de Jordan.
Se abrió el duelo con un intercambio de triples entre Bryant y Billups, siguió con un roto en velocidad de Paul a sus rivales (Blake y el novato Darius Morris; Derek Fisher descansó) y continuó con pinceladas de los hombres de rotación de ambas franquicias.
Metta World Peace (anteriormente conocido como Ron Artest) se perfila como el sexto hombre de los Lakers --acabó con 0/8 en tiros--, mientras que Josh McRoberts, reciente fichaje, sorprendió por su intensidad y rápido entendimiento con sus compañeros. Además Jason Kapono cumplió con su cometido: acertar desde el triple.
En los Clippers se apreció lo que puede ser su principal déficit esta temporada: la falta de banquillo. Mo Williams dispuso de minutos, al igual que Randy Foye y Ryan Gomes, pero se echan en faltan centímetros para suplir con garantías a Jordan y Griffin.
Sin embargo, algunas cosas no cambian. Bryant sigue siendo el amo y señor de los Lakers. Los sistemas de su equipo le ofrecen aclarados y múltiples combinaciones para que sea él quien resuelva, al tiempo que la combinación Bynum-Gasol se presenta como el arma a explotar.
En el apartado de cosas a mejorar, por encima de todas, aparece la defensa -principalmente la de los bases rivales- en forma de nubarrón oscuro. La falta de intensidad resultó palpable, al igual que la desidia de muchos jugadores a la hora de frenar el lanzamiento exterior, clave en la eliminación de hace unos meses frente a los Dallas Mavericks.
Los Clippers ganaban por 69-96 a falta de 9:48 en el último cuarto ante la resignación del aficionado local, testigo de un bajón físico importante de sus jugadores en la segunda mitad. Por contra, los visitantes habían cosechado un 6/7 en triples en el periodo anterior y encaraban el último tramo del partido con la tranquilidad del deber hecho.
Acabó el partido y la pregunta que se hacen medios de comunicación y aficionados desde hace días cobra aún más vigencia: ¿conseguirán los Clippers este año acabar con un mejor registro que su gran rival?
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