El comisionado de la NBA, David Stern, y los jugadores están de acuerdo en una cosa: la liga tiene que mejorar su sistema de reparto de ingresos entre equipos.
En lo que no logran ponerse de acuerdo es cuándo debería suceder eso y cuánto pesará la opinión de los jugadores a la hora de decidir.
Los jugadores quieren que el plan de reparto se incluya en el nuevo convenio colectivo de trabajo. Los dueños dicen que el plan se acordará una vez que el contrato laboral esté firmado.
"Opinamos que cualquier merma que estén sufriendo ellos se puede rectificar a través del reparto de ingresos", dijo el director de la asociación de jugadores Billy Hunter la semana pasada. "Aunque hemos debatido el reparto de ingresos, ellos no nos han revelado ni un detalle de cómo sería su propuesta de reparto de ingresos, qué contribución harían los dueños de los equipos, etcétera".
Los dueños sostendrán una reunión de la junta de gobernadores de la NBA el martes en Dallas, en la que recibirán la última información sobre la negociación laboral y sobre el plan de reparto de ingresos que prepara la liga. El convenio colectivo vence la medianoche del jueves.
Las partes planean reunirse el miércoles o jueves, en lo que puede ser la última oportunidad de evitar un cierre patronal.
El sindicato probablemente no reciba detalles de lo que discuta la junta sobre el reparto.
"Definitivamente nos gustaría conocerlo y verlo", dijo Hunter. "No sólo nos gustaría verlo, sino también incorporarlo en la negociación colectiva".
Stern se niega, sin embargo.
"No podemos dar el último envión al reparto de ingresos hasta que sepamos cuál será el resultado del acuerdo laboral", dijo.
La liga proyecta que perderá unos 300 millones de dólares esta temporada. Los jugadores creen que esa cifra es menor y que se puede reducir si los equipos que están ganando dinero ayudan a los que no. Por eso, pidieron un reparto mejorado en su propuesta inicial de convenio colectivo.
Los equipos de la NBA comparten sólo el dinero de los contratos de televisación nacional y lo que se cobra a los clubes que se exceden del límite salarial y deben pagar el "impuesto al lujo". En la NFL, en cambio, los equipos comparten cerca del 80% de todos los ingresos y un tercio de las ventas de boletos en cada estadio.
Esta situación perjudica a los equipos menores que no tienen buenos contratos de televisión o no tienen asegurada la venta de boletos para toda la temporada.
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