Omar González se erigió como el hombre de la final. El premio fue más que merecido ya que fue el protagonista de la remontada de Los Angeles Galaxy frente a Houston Dynamo.
Su solidez defensiva fue comparable a su eficiencia en ataque. Marcó el gol del empate galáctico luego de ir perdiendo por un tanto a cero. Fue parte importante de otra acción en la que el esférico acabó en la red sin subir al marcador por una falta previa en ataque. Y por último, remató en primera instancia el cuero que Mike Magee conectó para forzar la pena máxima que ejecutó Landon Donovan. Fue el dos a cero.
La labor del central de ascendencia mexicana tiene un mérito añadido. Hace poco menos de un año, Omar se lesionó de la rodilla en Alemania, tuvo que ser intervenido y los primeros pronósticos hablaban de que se perdería buena parte de la temporada. Joven y de espíritu combativo, reapareció antes de lo previsto. Un regreso que también coincidió con la mejora del Galaxy, que estaba en cuidados intensivos por los malos resultados.
"Creo que al principio de año lo veía todo con una perspectiva completamente distinta", comentó el defensor. "Justo cuando reaparecí, las cabezas de todo el mundo estaban mirando al suelo. La experiencia de Bruce (Arena) se hizo cargo de la situación y dijo 'todo va a salir bien'. Y al final así fue".
"En mitad de temporada, todo salió como dijo Bruce. Todos comenzamos a luchar por el resto y finalmente acabó siendo una gran temporada para mí y la organización. He hecho amigos y compañeros geniales este año. Fue una temporada muy especial", señaló González.
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