Para entender a estos nuevos Spurs, lo primero que hay que hacer es olvidarse de las épocas en que todas las posesiones tenían que pasar por las manos de Tim Duncan.
Años dorados por cierto, pero propietarios de una lógica que, en caso de extenderlos por un tiempo superior al de vencimiento, producirían una daga de doble filo: la dependencia en sólo dos manos termina siendo un calabozo sin grietas para escapar.
Los Spurs entendieron este mensaje. Mejor dicho, Gregg Popovich comprendió que no todas las manzanas pueden caer del mismo árbol, porque tarde o temprano la naturaleza del tiempo no perdona.
San Antonio es, quizás, el caso más emblemático de un equipo reconstruido en poco tiempo. Están jugando un básquetbol de altísimo vuelo en ofensiva (figuran primeros en la NBA con 110.3 en eficiencia ofensiva), ajustando en defensa sólo en momentos trascendentales de los encuentros. Parece un equipo salido del placard, como si fuera un joven que logra escaparse de las ataduras de sus padres para comprarse ropa, hacerse un peinado nuevo, alquilar un auto último modelo y hablar un idioma diferente para estar a la moda.
Lo más curioso de todo esto es que está funcionando a la perfección. Han abandonado el foco en Duncan para conseguir caras nuevas que apoyan en todos los sectores de la cancha, que revitalizan el equipo en pos de ganar más allá de un estilo determinado. Pero acá no se trata sólo de correr (figuran 13° en ritmo en toda la Liga). Los Spurs han levantado muchísimo su trabajo en los tableros tras estar en los puestos del fondo en la temporada pasada, y mucho tiene que ver con la predisposición a luchar por los rebotes ofensivos y relegar -al menos un poco- el balance.
A veces sufren con esto, pero es el precio que hay que pagar. Vimos como en el segundo cuarto del juego del sábado, los Grizzlies aprovecharon el retroceso flojo de SA para emparejar el juego con tres ataques en transición consecutivos, pero luego, tarde o temprano, el equipo texano logra acomodar siempre las fichas para que el marcador le sonría. ¿Cómo lo hace? Principalmente por la rotación.
No es algo menor: once jugadores de San Antonio pasan los 10 minutos por aparición y esto, además de gestar confianza en diferentes manos, lo que hace es que el equipo llegue entero en los partidos en que están punto a punto. Defenderé esta premisa con datos: en esta temporada, SA ganó los cinco partidos que tuvo en margen de cinco puntos de diferencia. Sólo el Jazz (4-0) y los Warriors (2-0) se mantienen invictos en una situación semejante. Hasta las definiciones en el último segundo de Manu Ginóbili ante Nuggets y Bucks, el argentino llevaba 6-33 en tiros de campo en situaciones de una posesión (24 segundos) en el cuarto definitivo de un partido. ¿Casualidad o causalidad? Déjenme quedarme con la segunda opción: no falla porque llega en mejores condiciones al cierre.
Pasa algo más con estos Spurs. Desde que comenzaron esta temporada, están yendo más a la línea de personales que en los últimos años, superando incluso la marca de 2003-04 (figuran entre los mejores diez de la Liga). Además, están forzando una gran cantidad de pérdidas por posesión, recuperando la insignia que habían tenido en los años de oro de Duncan, tienen 97 posesiones por encuentro (aquí superan cualquier época de Timmy D) y figuran segundos en asistencias en toda la Liga detrás de los Celtics, con 25.9 por aparición.
Cuando corren, Tony Parker y George Hill -quizás el hombre que más ha acelerado a estos Spurs, siendo también un eje defensivo estelar- son los que encabezan el rodeo. Cuando no lo hacen, la lectura de Popovich en ataque es rodear a Duncan de tiradores. En otras palabras, generar preocupaciones para que las defensas nunca estén estáticas doblando al interno. Liberar espacio a Duncan para que él lastime o generar descargas con lanzamientos desde la tercera dimensión, ya sea empezando con un pick and roll con Parker o Manu en el centro, para descargar al lado débil, o rotando el balón ante los doblajes o la zona. No sólo ha aumentado su volumen anotador Richard Jefferson, sino que la ofensiva 4-1 (cuatro tiradores, un interno) ha despertado gigantes dormidos. Así han aparecido anotadores como Gary Neal, Matt Bonner, Chris Quinn, etc. Y el equipo de Popovich mantiene un ridículo porcentaje de 41% desde detrás del arco (8.8 anotados por 21.3 intentados de promedio), liderando toda la NBA.
¿Quién es el líder de estos Spurs? Diría que Ginóbili tiene un paso al frente en las consideraciones, con un pie en el All-Star de Los Angeles y con chances de luchar por el premio al JMV (lidera al equipo en anotaciones con 19.8 por juego). De todos modos, no es un líder indiscutible. Digamos, lo que transforma la madera en hierro para este plantel es que no se puede reconocer a un único jefe. Es una estructura horizontal, hoy me toca a mí, mañana a tí. El sábado fue Parker, antes fue Manu, antes fue Duncan, antes Jefferson, antes Blair... y la lista es interminable. Un dato para contemplar: de los rubros tradicionales de estadísticas de NBA (puntos, asistencias, rebotes, robos), ningún jugador de SA figura entre los primeros cinco. Sin embargo, San Antonio es el mejor equipo de toda la Liga con 23 triunfos y tres derrotas.
¿Puede mantener esta consistencia? Todo depende de la salud y de lograr mantener esta rotación amplia, profunda, de sus jugadores. Es un equipo en el que todos toman decisiones. Es, para las defensas, un barco que a cada minuto desarrolla un hueco nuevo: cuando se intenta tapar el agua por un lado, el líquido se escapa por el otro.
Los Spurs son uno de los seis equipos que sólo han perdido tres de 26 juegos en los últimos 15 años. Dos de los cinco restantes terminaron con el título de campeonato en su poder (Celtics 2007-08 y Bulls 1995-96).
"Es diferente", dijo Duncan. "Toma algo de tiempo acostumbrarse. Soy un muchacho de ritmo, y pasar tanto tiempo sin tocar la pelota es un ajuste. Pero es lo que es. Manu está jugando increíble y Tony tiene un gran año hasta ahora. Richard (Jefferson) ha mostrado también gran nivel. Hemos encontrado caminos para ganar partidos al mover la pelota y mover la defensa, haciéndolos pagar de ese modo. Mientras ganemos partidos, seguiré feliz".
Bienvenidos Spurs -nuevamente- al lejano Oeste. La era del renacimiento ha comenzado.
Años dorados por cierto, pero propietarios de una lógica que, en caso de extenderlos por un tiempo superior al de vencimiento, producirían una daga de doble filo: la dependencia en sólo dos manos termina siendo un calabozo sin grietas para escapar.
Los Spurs entendieron este mensaje. Mejor dicho, Gregg Popovich comprendió que no todas las manzanas pueden caer del mismo árbol, porque tarde o temprano la naturaleza del tiempo no perdona.
San Antonio es, quizás, el caso más emblemático de un equipo reconstruido en poco tiempo. Están jugando un básquetbol de altísimo vuelo en ofensiva (figuran primeros en la NBA con 110.3 en eficiencia ofensiva), ajustando en defensa sólo en momentos trascendentales de los encuentros. Parece un equipo salido del placard, como si fuera un joven que logra escaparse de las ataduras de sus padres para comprarse ropa, hacerse un peinado nuevo, alquilar un auto último modelo y hablar un idioma diferente para estar a la moda.
Lo más curioso de todo esto es que está funcionando a la perfección. Han abandonado el foco en Duncan para conseguir caras nuevas que apoyan en todos los sectores de la cancha, que revitalizan el equipo en pos de ganar más allá de un estilo determinado. Pero acá no se trata sólo de correr (figuran 13° en ritmo en toda la Liga). Los Spurs han levantado muchísimo su trabajo en los tableros tras estar en los puestos del fondo en la temporada pasada, y mucho tiene que ver con la predisposición a luchar por los rebotes ofensivos y relegar -al menos un poco- el balance.
A veces sufren con esto, pero es el precio que hay que pagar. Vimos como en el segundo cuarto del juego del sábado, los Grizzlies aprovecharon el retroceso flojo de SA para emparejar el juego con tres ataques en transición consecutivos, pero luego, tarde o temprano, el equipo texano logra acomodar siempre las fichas para que el marcador le sonría. ¿Cómo lo hace? Principalmente por la rotación.
No es algo menor: once jugadores de San Antonio pasan los 10 minutos por aparición y esto, además de gestar confianza en diferentes manos, lo que hace es que el equipo llegue entero en los partidos en que están punto a punto. Defenderé esta premisa con datos: en esta temporada, SA ganó los cinco partidos que tuvo en margen de cinco puntos de diferencia. Sólo el Jazz (4-0) y los Warriors (2-0) se mantienen invictos en una situación semejante. Hasta las definiciones en el último segundo de Manu Ginóbili ante Nuggets y Bucks, el argentino llevaba 6-33 en tiros de campo en situaciones de una posesión (24 segundos) en el cuarto definitivo de un partido. ¿Casualidad o causalidad? Déjenme quedarme con la segunda opción: no falla porque llega en mejores condiciones al cierre.
Pasa algo más con estos Spurs. Desde que comenzaron esta temporada, están yendo más a la línea de personales que en los últimos años, superando incluso la marca de 2003-04 (figuran entre los mejores diez de la Liga). Además, están forzando una gran cantidad de pérdidas por posesión, recuperando la insignia que habían tenido en los años de oro de Duncan, tienen 97 posesiones por encuentro (aquí superan cualquier época de Timmy D) y figuran segundos en asistencias en toda la Liga detrás de los Celtics, con 25.9 por aparición.
Cuando corren, Tony Parker y George Hill -quizás el hombre que más ha acelerado a estos Spurs, siendo también un eje defensivo estelar- son los que encabezan el rodeo. Cuando no lo hacen, la lectura de Popovich en ataque es rodear a Duncan de tiradores. En otras palabras, generar preocupaciones para que las defensas nunca estén estáticas doblando al interno. Liberar espacio a Duncan para que él lastime o generar descargas con lanzamientos desde la tercera dimensión, ya sea empezando con un pick and roll con Parker o Manu en el centro, para descargar al lado débil, o rotando el balón ante los doblajes o la zona. No sólo ha aumentado su volumen anotador Richard Jefferson, sino que la ofensiva 4-1 (cuatro tiradores, un interno) ha despertado gigantes dormidos. Así han aparecido anotadores como Gary Neal, Matt Bonner, Chris Quinn, etc. Y el equipo de Popovich mantiene un ridículo porcentaje de 41% desde detrás del arco (8.8 anotados por 21.3 intentados de promedio), liderando toda la NBA.
¿Quién es el líder de estos Spurs? Diría que Ginóbili tiene un paso al frente en las consideraciones, con un pie en el All-Star de Los Angeles y con chances de luchar por el premio al JMV (lidera al equipo en anotaciones con 19.8 por juego). De todos modos, no es un líder indiscutible. Digamos, lo que transforma la madera en hierro para este plantel es que no se puede reconocer a un único jefe. Es una estructura horizontal, hoy me toca a mí, mañana a tí. El sábado fue Parker, antes fue Manu, antes fue Duncan, antes Jefferson, antes Blair... y la lista es interminable. Un dato para contemplar: de los rubros tradicionales de estadísticas de NBA (puntos, asistencias, rebotes, robos), ningún jugador de SA figura entre los primeros cinco. Sin embargo, San Antonio es el mejor equipo de toda la Liga con 23 triunfos y tres derrotas.
¿Puede mantener esta consistencia? Todo depende de la salud y de lograr mantener esta rotación amplia, profunda, de sus jugadores. Es un equipo en el que todos toman decisiones. Es, para las defensas, un barco que a cada minuto desarrolla un hueco nuevo: cuando se intenta tapar el agua por un lado, el líquido se escapa por el otro.
Los Spurs son uno de los seis equipos que sólo han perdido tres de 26 juegos en los últimos 15 años. Dos de los cinco restantes terminaron con el título de campeonato en su poder (Celtics 2007-08 y Bulls 1995-96).
"Es diferente", dijo Duncan. "Toma algo de tiempo acostumbrarse. Soy un muchacho de ritmo, y pasar tanto tiempo sin tocar la pelota es un ajuste. Pero es lo que es. Manu está jugando increíble y Tony tiene un gran año hasta ahora. Richard (Jefferson) ha mostrado también gran nivel. Hemos encontrado caminos para ganar partidos al mover la pelota y mover la defensa, haciéndolos pagar de ese modo. Mientras ganemos partidos, seguiré feliz".
Bienvenidos Spurs -nuevamente- al lejano Oeste. La era del renacimiento ha comenzado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario