La resurrección en pleno partido de Kobe Bryant, aquejado de una torcedura en el tobillo izquierdo, contagió a sus compañeros de Los Angeles Lakers para lograr la victoria en el quinto partido de la serie contra los New Orleans Hornets, 106 a 90.
El escolta angelino fue el máximo anotador de los suyos con 19 puntos, ayudado por los 18 puntos y 10 rebotes de Andrew Bynum y los 16 tantos, ocho rebotes y cuatro asistencias de Pau Gasol. Por los Hornets destacaron Chris Paul, con 20 puntos y 12 asistencias, y Trevor Ariza, con 22 tantos.
Bryant, inoperante en el primer periodo, levantó a los suyos con una serie de jugadas estratosféricas al final del segundo cuarto que insuflaron la energía necesaria al resto del equipo, con una cara muy distinta desde esa espectacular puesta en escena.
La cojera del 24 californiano y su inoperancia defensiva resultaron decisivas de inicio ya que permitieron a Ariza arrancar con 10 puntos sin fallo, mientras los angelinos volcaban el ataque en sus torres, con especial protagonismo para un activo Bynum, y disfrutaban de la aportación exterior de Derek Fisher y Ron Artest con sendos triples (14-11).
La segunda falta de Ariza en seis minutos parecía una buena señal para los californianos, pero Paul tomó rápidamente el mando del partido, repartió hasta ocho asistencias en el primer cuarto y alimentó de balones a un acertado Marco Belinelli para disparar a los suyos al término del primer cuarto (23-32).
A los Lakers les faltaba acierto en el tiro (todo lo contrario que a su rival, con 13/16 en lanzamientos), pero sobre todo intensidad y energía en defensa, ingredientes que sí aportaron reservas como Lamar Odom, Shannon Brown y Matt Barnes, claves en el resurgir de los de Phil Jackson con un parcial de 10-0 (33-32).
En el bando contrario y una vez contenida la sangría de Paul, Willie Green y Ariza no cesaron de martillear el aro californiano y precisamente un dos más uno del ex alero de los Lakers dio lugar a la metamorfosis de Bryant.
Frustrado por el dolor en su pie y por no contribuir como quería (no intentó un solo lanzamiento a canasta en el primer cuarto), Bryant explotó y firmó un brutal mate a una mano con el que reverdecía viejos laureles, para continuar con una canasta imposible tras un reverso. El Staples se ponía en pie. Vibraba. Volvía a creer en su equipo.
Con 54-51 al descanso, los angelinos no dejaron escapar el momento de inspiración con el que abandonaron el parqué minutos antes y un parcial de 13-5, culminado con otro espectacular mate de Bryant, esta vez con la mano izquierda, les otorgó 11 puntos de renta (67-56).
Los Hornets requerían la presencia de Paul y su líder no decepcionó. Asumió de nuevo la responsabilidad, lanzó el contraataque en innumerables ocasiones y volvió a imponer orden y cabeza en los esquemas de Monty Williams, algo de lo que se benefició especialmente Belinelli, mortal desde el triple.
Al último cuarto se llegó con 79-72 y de nuevo los secundarios mantuvieron a flote a los Lakers, que volvieron a disfrutar de un entonado Bynum, símbolo de la superioridad de los locales en la zona (40 puntos anotados por los angelinos y 20 por Nueva Orleans, con 12 minutos por jugar).
Con Blake, Brown, Barnes, Odom y Bynum la brecha volvía a abrirse (89-74), esta vez de forma definitiva debido a las pérdidas de balón y la mala selección de tiro de New Orleans, que acusó los minutos en el banquillo de Paul. A falta de 5:37 Phil Jackson dio entrada a los titulares para afianzar la situación, pero su rival, aún sin arrojar la toalla, pensaba ya en tratar de empatar la serie el jueves. El sexto partido aguarda.
-- EFE
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