"La realidad es que quiero ir a un equipo donde podamos ganar", dijo el base de Regal Barcelona días atrás a la prensa. "Quizás no tengamos tanta presión en Minnesota por empezar a ganar ahora y pueda evolucionar sin presión. Debemos ver cómo suceden los acontecimientos".
Desde que Ricky Rubio debutó con 14 años en el DKV Joventut, los ojos de los reclutadores NBA se clavaron en el base armador que hoy defiende la camiseta de Regal Barcelona. Luego del papelón del gerente general de los Timberwolves, David Kahn, en el Draft 2009 -terminó eligiendo dos bases en el Top Ten, Jonny Flynn y Rubio, uno terminó siendo un fiasco y el otro ni siquiera jugó en el equipo- el base español figuró en todos los rumores de intercambios que fueron apareciendo en la liga estadounidense, aunque ninguno de ellos terminó mutando en realidad.
Hoy en día, Rubio sigue sumando títulos en el básquetbol europeo -el último la Copa del Rey de este domingo ante Real Madrid, aunque el mayor protagonismo lo tuvo Víctor Sada, base sustituto- pero su juego y rendimiento están cayendo por un tobogan que aún no tiene un final claro a la vista.
Rubio se ha caracterizado por tomar decisiones que, a primera vista, suenan discutibles. Luego de renunciar a su ingreso a la NBA, dejó de una manera poco feliz su estancia en el DKV Joventut -recordemos las discusiones acaloradas con Jordi Villacampa- para ganar un puesto en el Regal Barcelona, hoy por hoy el mejor equipo del básquetbol FIBA en el mundo.
Todos los reflectores apuntaron sobre él, se lo vio como la máxima aparición de la historia del básquetbol español en el puesto de armador (y vaya que este país ha dado buenos bases) y esa presión se empezó a sentir. No sólo a Rubio le quedó grande el saco de reemplazar a José Manuel Calderón en el pasado mundial de Turquía 2010 en el que España terminó en sexto lugar, sino que sus palabras y decisiones terminaron siendo una mochila increíblemente pesada de llevar en el futuro cercano.
En definitiva, una cosa es lo que los demás dicen que uno es, una cosa es lo que uno piensa que es, y otra cosa muy distinta es lo que uno es.
Ricky Rubio cumplirá 21 años en octubre y sus números en el básquetbol español y la Euroliga están siendo cada día más bajos. Sea como fuere, en los Timberwolves están convencidos de que su juego será mucho más productivo en la NBA que en Europa, pero esto puede sonar más a deseo que a realidad.
"Un factor importante en nuestro futuro es Ricky Rubio", escribió el alero Kevin Love, recientemente nombrado All-Star, en una entrada reciente de su blog regular para la revista GQ. "Vendrá a jugar para nosotros y tendrá un verdadero impacto en nuestro equipo, o bien tendrá un importante valor [de intercambio] en la liga. De una forma u otra, es una pieza vital para nosotros. Y para que nos movamos 100 por ciento hacia adelante, algo debe suceder con él pronto".
La idea de los Timberwolves, según escribe Marc Stein en su Weekend Dime, es realizar un intercambio múltiple para unir a Steve Nash y Rubio en el mismo equipo, con la intención de que el base canadiense sea mentor del joven español. Pero eso suena, en primera instancia, descabellado, no sólo porque es complicado de por sí mover tantas piezas para lograr el objetivo, sino porque nadie ve a Nash desperdiciando sus últimos años de carrera jugando el papel de Miyagi en Karate Kid.
El asunto aquí es la percepción que tiene Rubio de sí mismo como jugador. Parece estar convencido -y sus allegados deben influenciar a una cosa semejante- de que está destinado a triunfar en el básquetbol de la NBA tarde o temprano. En otras palabras, que tiene el talento y la capacidad para elegir destino y decidir él cuando explotará entre los mejores basquetbolistas del planeta.
Lo cierto es que los lanzamientos de Rubio están siendo un caos para sus estadísticas. En la Liga ACB, promedia 6.8 puntos, con 32% en T3, 43% en T2, 76% en TL y 3.7 asistencias por encuentro. mientras que en Euroliga, en el Top 16, sus números son aún más preocupantes: en 24 minutos de juego, promedia 2.3 puntos con 14.4% en T2, 11.1% en T3, 50% en TL, cinco rebotes, dos robos y 5.3 asistencias, con este último dato como lo más alentador de sus planillas. Es cierto que la línea de tres se ha movido de los 6.25 mts. a los 6.75 mts., pero recordemos que en la NBA está a 7.25 mts. de distancia.
"Me considero un jugador que no anota mucho porque el lanzamiento no es mi fuerte", dijo Rubio a AP en una entrevista separada. "Por lo tanto, desde que soy muy joven debo ver otras maneras de ayudar al equipo, ya sea asistiendo o defendiendo, y esas son cuestiones que debo enfocar con intensidad".
Muchos lo han comparado con Jason Kidd, pero no hay que olvidar que en sus años mozos, el propio Kidd era considerado el señor triple-doble en la NBA, y que sus tiros desde la tercera dimensión eran una daga afilada contra cualquier defensa. ¿Verdad o mentira? Saquen sus propias conclusiones: Kidd figura tercero en toda la NBA en triples acertados (1.764), con Ray Allen como nuevo líder (2.562) seguido de Reggie Miller (2.560).
¿Acaso Rubio va camino a algo semejante? Acertar ese pleno sería como lanzar una ficha al paño, cerrar los ojos y sacar el premio mayor. Posible, pero altamente improbable.
Algunos scouts piensan que el pase a la NBA es justo lo que necesita el joven base armador español para salir de su letargo. Pese a que en el básquetbol estadounidense flota un lugar común acerca de que los europeos son "más livianos", no hay nada más alejado de la realidad.
Muchos han comparado lo que sucederá con Rubio con lo que pasó con Brandon Jennings, quien pasó de ser una lágrima en Roma en la temporada 2008-09 a ser una sonrisa constante en Milwaukee Bucks. Pero esta apreciación es equivocada, porque no hay nada más diferente que Rubio y Jennings a la hora de compararlos mano a mano. Uno es un base natural y el otro un escolta disfrazado de armador.
Rajon Rondo es el único armador en toda la NBA que es figura sin tirar al aro. O, al menos, haciéndolo sin pasarse de un límite imaginario que él y Doc Rivers conocen. Pero aquí hay que saber dos cosas: 1) Rondo es casi perfecto en defensa sobre el portador de balón, traslado, inteligencia para asistir y entendimiento del juego 2) Juega en un equipo en el que puede -y por momentos debe- no tirar porque sus cuatro compañeros anotan con una facilidad increíble y porque es preferible que no lance para que se abran otras vías de gol.
Está claro que en los Timberwolves -o en cualquier equipo que no sean los Lakers, Celtics, Spurs, Heat, Magic o Mavericks- esta situación es diferente por definición. Ah, y algo más: Rondo tiene 24 años y ya reúne cuatro de experiencia en la mejor liga del mundo.
El asunto radica en qué es lo que quiere hacer Rubio y si está dispuesto a entender que su influencia en la NBA no será inmediata y que, quizás, de no trabajar como corresponde, jamás pase de ser proyecto a realidad concreta. Rubio ya ha dicho que si existe un paro patronal en la NBA, no llegará en la temporada que viene y que no descarta seguir en el Regal Barcelona un año más.
¿Hasta cuándo tendrá carta abierta Rubio para elegir? Recordemos que esta es la era de los bases: Jason Kidd, Steve Nash, Tony Parker, Derrick Rose, Rondo, Deron Williams, John Wall, Chris Paul, Chauncey Billups, Jameer Nelson, José Manuel Calderón, Jrue Holiday, Raymond Felton, son algunos de los nombres que noche a noche deslumbran sobre el parquet de la mejor liga del mundo.
¿Acaso Rubio puede llegar y ser protagonista en esta selva plagada de leones? Quizás es hora de mirar hacia dentro y reflexionar qué es lo que verdaderamente se tiene para entender todo lo que hay que hacer para pasar de proyecto de crack a estrella.
Un error de percepción puede estar presente en esta oportunidad. Lo bueno para Rubio es que todavía es temprano para enmendarlo.
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