jueves, 3 de febrero de 2011

NFL El Super Bowl XLV es casi imposible de pronosticar.


No sé si será el mejor partido de Super Bowl de la historia (las condiciones están dadas para que tal vez lo sea). Pero lo que sí sé, es que se trata del partido de Super Bowl más difícil de predecir de la historia. Al menos para mí.
Ben Roethlisberger

Getty Images

Big Ben salió de la cama para atender a la prensa

Generalmente, el equipo con más experiencia es el favorito, y este caso no debería ser la excepción.

Es muy difícil pronosticar en contra de los Steelers.

El miércoles, Ben Roethlisberger bajó a la sesión de prensa en pantuflas.

El evento no era en el restaurant de un hotel, como había sido el de los Packers unas horas antes. Era en el estadio de básquetbol de los Horned Frogs de TCU. Un lugar frío y muy poco acogedor.

Y sin embargo, Big Ben bajó en pants y pantuflas.

Con mi tendencia al psicoanálisis excesivo, no pude evitar hacer una lectura. Me pareció que Big Ben, consciente o inconscientemente, estaba diciendo dos cosas.

Una era: "Miren lo cómodo que estoy en esta situación. El Super Bowl es cosa de todos los días para mí".

Y la otra era: "¿Frío? Por favor, ustedes no viven en Pittsburgh".

En ambos casos, el mensaje era el mismo: "Esta semana me siento como en casa".

Es difícil pronosticar contra eso. Contra esa comodidad. Contra esa confianza.

Y no es sólo el mariscal. Big Ben representa a varios de sus compañeros en esto. Representa a Hines Ward, James Harrison, Casey Hampton, Troy Polamalu, Ike Taylor. Veteranos que han recorrido este camino, andado esta senda, alcanzado este logro.

¿Cómo pronosticar en contra de semejantes nombres? ¿Cómo no pensar que alguno de ellos sacará a relucir la casta y hará una gran jugada en el momento justo?

He convivido ya media semana con los Steelers, y, si tengo que elegir un adjetivo, digo: intimidantes.

Así lucen. Intimidantes.

Harrison. Uf. El Mike Tyson de la NFL. El tipo a quien no quieres cruzarte de noche por la calle.

El miércoles, Harrison estaba de pésimo talante. Se requería extremada valentía para animarse a hacerle preguntas. Nadie se le acercaba en la sesión de prensa. Al verlo tan solitario, corrí hacia su podio, pensando que era mi gran oportunidad de un uno-a-uno con el gran golpeador de la liga. Pero cuando lo tuve a un metro de distancia, entendí por qué lo habían dejado solo. Harrison estaba inclinado hacia delante, con la cabeza baja. La frente le hacía techo en los ojos, y su mirada decía: "Ni se les ocurra venir a estorbarme. No estoy de humor para hablar de cómo vamos a detener a los Packers".

Un periodista con muchos más Super Bowls que yo, me dijo en voz baja: "Cuidado con el perro".

Retrocedí sobre mis pasos y me senté a charlar con Aaron Smith, que también estaba sin prensa alrededor.

Supongo que la soledad de Smith se debía a que la mayoría piensa que no jugará. Definitivamente no se debía a su forma de ser, porque no encontrarán a tipo más amable que este ala defensiva.

Smith estaba en una mesa. Únicamente ocho jugadores tenían podio, y Smith no era uno de ellos. Tal vez, si no hubiera estado lesionado, le habrían dado un lugar de privilegio.

Me senté con él, y obviamente le pregunté por su brazo. Me aseguró que nunca se había sentido tan bien en mucho tiempo, pero también admitió que lleva varios meses sin jugar, y que por eso lo mejor para el equipo es continuar con Ziggy Hood.

Smith espera uniformarse el domingo, e ingresar desde la banca en algunas situaciones. Me confirmó que está absolutamente descartado como titular.
Brett Keisel

Getty Images

Keisel me dio la razón, pero agregó algo más...

Pero ni su ausencia ni la del centro Maurkice Pouncey, quien yo creo que no jugará, fue lo que decidió mi pronóstico.

Fue otro ala defensiva, Brett Keisel, quien me dio el impulso final para la predicción de esta semana.

Me dijo Keisel: "¿Sabes qué? Tienes razón". Y agregó algo más.

Yo no estaba buscando una respuesta. Estaba buscando una reacción.

Lo mismo hice con LaMarr Woodley: le expuse mi teoría, a ver cómo reaccionaba.

A diferencia de Keisel, Woodley no me dio la razón, sino que me discutió, y fue una discusión bastante acalorada.

Por suerte era él, y no el otro apoyador externo.

Esta fue la teoría que les comenté a Woodley y a Keisel, y que es la base de mi predicción para el SB XLV.

Aquí va, más o menos como se las presenté a ellos.

A mediados de temporada, Pittsburgh perdió dos juegos en tres semanas, contra New Orleans y New England. Ambos equipos vencieron a los Steelers con la misma receta: ofensiva abierta y juego aéreo.

La relación pases-acarreos de New Orleans fue de 44-21 ante los Steelers. La de New England fue muy parecida: 43-24.

Drew Brees tuvo un buen partido. Tom Brady, mejor aún.

Después de caer ante los Saints y los Patriots, los Steelers no volvieron a enfrentar a equipos con esas características.

La mala noticia para Pittsburgh, y lo que vuelca mi balanza para el lado de Green Bay, es que ahora sí enfrentarán a una ofensiva comparable a aquellas dos.

Woodley reaccionó con vehemencia ante mi afirmación.

"¿Piensas que otros equipos no trataron de imitar lo que hicieron los Saints y los Patriots?", expresó casi a los gritos. "Esta es una liga de copiones. Por supuesto que trataron de imitarlos".

"Sí", le respondí, "pero ninguno tenía un mariscal como Brees o Brady. En cambio, los Packers en mi opinión sí lo tienen, y además cuentan con un excelente grupo de WRs, que les permitirá alinearse en formaciones abiertas".

No entramos en este detalle con Woodley, pero ahora que no estamos en el calor del debate, veamos a quiénes enfrentó Pittsburgh luego de esas dos derrotas: Oakland, Buffalo, Baltimore, Cincinnati, NY Jets, Carolina y Cleveland en temporada regular, y luego otra vez Ravens y Jets en playoffs.

Woodley puso el acento en los dos rivales de postemporada. Dijo que ambos trataron de seguir la receta de New Orleans y New England (los Jets en la segunda mitad del partido).

"Está bien", señalé, "pero en mi opinión, Joe Flacco y Mark Sánchez no son Brees o Brady, y Rodgers sí lo es. Y ni Ravens ni Jets tienen el grupo de receptores abiertos que tiene Green Bay".

Woodley contraatacó: "Pero al mismo tiempo, si los Packers abren la ofensiva, el mariscal quedará desprotegido".

Entonces aproveché para preguntarle si irán a buscar a Rodgers desde temprano el domingo, considerando que viene de dos conmociones cerebrales en la temporada regular.

"Lo iríamos a buscar desde temprano de todas maneras", me respondió.

Entonces dejé que otros medios tuvieran sus 15 minutos de Woodley, y fui con Keisel.

Cuando el hombre de la barba me dijo "tienes razón", decidí que mi pronóstico sería Green Bay.

Así que va la predicción del Super Bowl.

Packers sobre Steelers: 51/49 (es el porcentaje, no el marcador).

¿Estoy seguro?

Para nada. Ya aclaré que se trata de un partido casi imposible de pronosticar para mí. Por eso le asigné la categoría más baja de los porcentajes.

Y sobre mi teoría, Keisel agregó: "Nosotros sabemos que ellos buscarán atacarnos de esa manera. Pero nos estamos preparando para eso, y creemos que hemos aprendido algunas lecciones con aquellas dos derrotas. Espero que dos semanas de preparación sean suficientes".

No hay comentarios:

Publicar un comentario