miércoles, 12 de enero de 2011

Breve relato de Steelers


"Pensamos que los árbitros permitieron a Pittsburgh jugar con excesiva rudeza, sin marcarles castigos, sobre todo a Jack Lambert, que le clavaba las rodilla a los nuestros y en una ocasión tomó a Cliff Harris, lo volvió pies arriba y lo dejó caer sobre la cabeza", escribió Roger Staubach, ex mariscal de Dallas, en el capítulo dedicado a los Super Bowls de su libro "Tiempo Suficiente para Ganar".

Los Cowboys de Staubach perdieron dos Super Bowls contra los Steelers de Lambert: el X y el XIII, ambos en el Orange Bowl de Miami.

Esos dos Super Bowls determinaron que la década de los '70 no perteneciera a los Cowboys del "hombre del sombrero chistoso" --como llamaba Staubach al entrenador en jefe Tom Landry--, sino a los Steelers de la Cortina de Acero.

En mi opinión, no hay duda de que la Cortina de Acero fue la mejor defensiva de la historia en temporadas múltiples. Señalo esto de "temporadas múltiples", porque si hablamos de una sola temporada, allí entra en discusión la defensiva de los Ravens del 2000.

Pero mientras Baltimore con esa defensiva ganó un Super Bowl, Pittsburgh con la suya ganó cuatro.

El tackle defensivo Mean Joe Greene fue el punto de origen de la Cortina de Acero. Llegó a los Steelers en la primera ronda de 1969, y luego se fueron sumando las demás piezas de un equipo que el entrenador en jefe Chuck Noll estaba decidido a edificar a través del draft.

Más adelante, en ese mismo draft del '69, fueron reclutados el tackle izquierdo Jon Kolb y el ala defensiva L.C. Greenwood. El esquinero Mel Blount arribó en la tercera ronda del año siguiente, cuando Pittsburgh tomó además al mariscal Terry Bradshaw con la primera selección global.

Un año después, los Steelers reclutaron al apoyador externo Jack Ham. Luego fue el turno del corredor Franco Harris en la primera ronda de 1972, y finalmente, en 1974, el grupo quedó definitivamente armado, cuando arribaron Lambert en la segunda ronda y el receptor abierto Lynn Swann en la primera.

Mean Joe Greene y L.C. Greenwood

Getty Images

Greenwood y Greene: elegidos el mismo año, con nueve rondas de diferencia

Greene era malo, como lo sugiere el mote de "Mean". Tan malo que era capaz de asustar en Chicago a Dick Butkus, uno de los apoyadores más feroces de todos los tiempos.

Durante una visita de los Steelers a Wrigley Field en 1969, Butkus planchó de un golpe a Greenwood en una jugada de equipos especiales cerca de las laterales de Pittsburgh. Greene, harto de sufrir novatadas aquel año junto a Greenwood, tomó a Butkus con una mano y alzó el puño de la otra para golpearlo. Butkus se zafó y se fue trotando hacia sus laterales.

Andy Russell, quien ya era un veterano en el equipo y más adelante conformaría con Ham la dupla de apoyadores externos en los primeros años de la Cortina de Acero, le preguntó a Butkus por qué había huido de Greene.

"Me estaba divirtiendo en el partido, castigando a tu ofensiva", le respondió Butkus, "y no quería que me expulsaran por pelearme con ese novato loco que tienen ahí".

Cinco años más tarde, cuando Greene se presentó al primer día del campamento de entrenamiento de 1974, el entrenador de línea ofensiva, George Perles, le dijo: "Joe, nos hemos conseguido a un novato que es la única persona que conozco más temible que tú. Es tan malo, que ni siquiera se agrada a sí mismo".

El novato era Lambert, quien ni bien fue elegido en draft condujo su auto desde la Universidad Kent State, en Ohio, hasta Pittsburgh, Pennsylvania, todos los días en que no tenía clases, para reunirse con los entrenadores y aprender la defensiva de los Steelers.

Cuando los entrenadores le comentaron lo raro que era para un novato hacer lo que él estaba haciendo, Lambert respondió: "Ah, pensé que todos lo hacían".

También pensó que el veterano Russell iba darle un consejo valioso, cuando le pidió que le recomendara alguna zona de la ciudad para alquilar departamento.

Jack Lambert

Getty Images

Lambert comunicaba las jugadas a la defensiva

Pero Russell, pensando que el puesto de apoyador central estaba bien cubierto con Henry Davis, quien venía de una temporada de Pro Bowl en el '73, le contestó a Lambert que no le convenía embarcarse en un alquiler hasta saber si iba a quedar o no en el equipo.

"Percibí que reprimió sus ganas de golpearme en la cara cuando le dije eso", recordó Russell.

Para intentar componer la situación con su nuevo compañero, Russell continuó: "Lo que quiero decir es que nuestra defensiva es muy complicada. Lo habrás notado al estudiarla en temporada baja".

"No, no me pareció complicada", respondió Lambert, para devolverle la agresión al veterano. Y antes de abandonar la escena, agregó: "Es como cualquier otra defensiva... sólo hay que golpear gente".

Los golpes son lo primero que a uno le viene a la mente cuando piensa en Lambert. Sin embargo, a diferencia de otros célebres apoyadores centrales de aquella época, como Butkus en Chicago, Ray Nitschke en Green Bay, Tommy Nobis en Atlanta o Willie Lanier en Kansas City, expertos en utilizar la violencia física para frenar la carrera, Lambert le agregaba otra dimensión a la posición de MLB.

Cuando los Steelers lo promovieron a coordinador defensivo en el '73, Bud Carson, quien venía de dirigir a los DBs la temporada anterior, empezó a incorporar principios de "Cover-2" a la Cortina de Acero.

En los esquemas de "Cover-2", el apoyador central cumple un rol clave, y para poder cumplirlo adecuadamente necesita dos características ineludibles: tener instintos y poder retrasarse en cobertura.

Jack Lambert y Robert Newhouse

Getty Images

Lambert observa, en el Super Bowl X,
a Robert Newhouse, fullback de Dallas

Lambert contaba con la velocidad y la habilidad para cubrir alas cerradas y corredores en el juego aéreo --"no tiene el tamaño de Butkus, pero es más alto y más rápido", explicaba Noll--, y además era inteligente.

Su estilo rudo dentro y fuera del campo --así como la ausencia de los dientes frontales, lo cual le daba esa apariencia que le valió el apodo de "Conde", por Drácula--, no generaban la impresión de un intelectual. Pero Lambert era extremadamente inteligente dentro del campo; era quien comunicaba las jugadas a la defensiva, y tenía el olfato para estar siempre en el lugar indicado.

Ese olfato le permitió recuperar tres balones sueltos en la Final de la AFC frente a los Raiders en la temporada de 1975, o interceptar un pase de Vince Ferragamo para liquidar el partido en el último cuarto frente a los L.A. Rams en el Super Bowl XIV.

En un partido de exhibición ante los Eagles en el 1974, Davis sufrió una conmoción cerebral. El novato Lambert asumió la titularidad, y no la soltó hasta ganar cuatro anillos.

Fue elegido Novato Defensivo del Año en el '74, y esa misma temporada cosechó su primer título en el Super Bowl IX contra los Vikings.

Al año siguiente fue al primero de sus nueve Pro Bowls, y los Steelers fueron otra vez al Super Bowl.

Allí derrotaron a los Cowboys, quienes acusaron a Lambert de jugar sucio, hablar mucho y dar golpes prohibidos con el antebrazo.

Noll lo defendió.

"Jack no es sucio, es intenso", dijo el coach. "Y es una delicia para sus entrenadores. Hemos utilizado un poco los codos en este partido, sí, y hemos sido rudos. Pero fue ha sido legal, dentro de las reglas".

Lynn Swann

AP

Swann y una recepción que hizo historia en el SB

"Los Cowboys estaban hablando cuando empezó el juego", afirmó Lambert. "Se supone que los Steelers somos los que intimidamos al rival, y no el rival a nosotros".

Harris, el profundo a quien hace mención aquella frase en el libro de Staubach, había pasado buena parte de la semana previa al Super Bowl tratando de intimidar a los Steelers.

Había dicho entre otras cosas que Swann iba a jugar con miedo, por la conmoción cerebral que había sufrido en el juego de Conferencia ante Oakland, y le advirtió a Bradshaw que lo pensara dos veces antes de echarse correr con el balón.

Swann no mostró temores ese domingo, y realizó una de las atrapadas más espectaculares en la historia del Super Bowl, para terminar con 4 recepciones para 121 yardas y un touchdown.

Bradshaw lanzó dos pases de touchdown sin intercepciones y, a pesar de las amenazas de Harris, acarreó 4 veces el balón para 16 yardas.

Mientras tanto, Harris seguía en su plan intimidatorio. Durante el partido, luego de que Roy Gerela fallara el segundo de sus intentos errados de gol de campo, Harris se le acercó al pateador de los Steelers y le dijo: "Bien hecho. Realmente nos estás ayudando".

Fue en ese momento cuando Lambert tomó a Harris de las hombreras y, como describe Staubach, "lo volvió pies arriba y lo dejó caer sobre la cabeza".

"Cuando veo injusticia, reacciono", dijo Lambert. "Si el otro tipo juega limpio, yo juego limpio. Si el otro tipo juega sucio, yo juego sucio".

Mean Joe Greene y Roger Staubach

Getty Images

Greene acosando a Staubach, en el Super Bowl X

"Si estuviera en una pelea callejera y necesitara alguien para pelear a mi lado", comentó Greene, "querría que es persona fuera Jack Lambert".

Los árbitros, que ese día estaban particularmente permisivos con ambos equipos, no tomaron medidas contra Lambert.

"Yo no respondí", explicó Harris, "porque vi a un réferi que nos estaba mirando, y si yo respondía me iban a terminar expulsando a mí".

Sólo tres penalidades se marcaron en el partido --ninguna vinculada con juego brusco--, pese a que hubo de todo en el campo de juego.

Jean Fugett, ala cerrada de los Cowboys, salió lesionado de una pierna, tras lo que él catalogó como "golpe tardío".

"Son sucios", dijo Fugett después del partido. "Arremeter con el casco no es parte de este juego".

Pero de ambos lados hubo rudeza.

Harris finalmente cumplió su promesa y descargó un golpe atemorizante sobre Bradshaw, quien necesitó asistencia para salir del campo.

Drew Pearson, receptor abierto de Dallas, y J. T. Thomas, esquinero de Pittsburgh, se tomaron a golpes de puño durante el juego. Lo mismo hicieron Glen Edwards, profundo de Pittsburgh, y Golden Richards, receptor abierto de Dallas.

Terry Bradshaw

AP

Bradshaw tuvo que dejar el campo, luego del golpe que le propinó Harris

Edwards se acercó a Staubach en un momento y le dijo: "La próxima vez que pase cerca de ti, te romperé el cuello".

Staubach le respondió: "Sí, será un golpe sucio. Así juegan ustedes".

Dijo Rayfield Wright, tackle ofensivo de los Cowboys: "Estaba escuchando insultos y viendo golpes malintencionados por todos lados... llegó un punto en que me pregunté en dónde demonios me había metido".

Lo curioso del episodio entre Gerela, Harris y Lambert, fue que Lambert salió a defender a un personaje de quien él constantemente se burlaba en el vestidor.

Las bromas de Lambert a Gerela eran algo cotidiano en Pittsburgh, y un día le costaron caro al apoyador.

El pateador, cansado de ser el hazmerreír de sus compañeros, le aventó una lata de Coca (llena) a Lambert y le dio en la cabeza. Se necesitaron ocho puntos de sutura para cerrar la herida.

Y esa no fue la única vez que a Lambert le dieron con una lata en la cabeza.

La otra vez fue en un bar, y en este caso la lata fue de cerveza.

A continuación se desató una de esas trifulcas que dejan en mal estado las instalaciones del bar, y la secuela para Lambert fueron dos puntos de sutura en la oreja derecha.

Pero... ¿por qué alguien arrojaría una lata de cerveza a Lambert?

"Algunas personas, cuando reconocen a uno de nuestros jugadores en un lugar público, quieren medirse con ellos", declaró Dan Rooney, presidente del equipo. "Es como en las películas del Viejo Oeste... quieren ver quién es el pistolero más rápido de la comarca".

Especialmente si se trataba de Lambert, o de Greene. La diferencia era que Greene no frecuentaba esos lugares.

"Tengo dos opciones", decía Lambert por entonces. "Una es salir a los bares, y otra es quedarme en casa y vivir como un ermitaño. No haré lo segundo, y nadie puede decirme cómo vivir mi vida".

El entonces ya retirado fullback Chuck Mercein, quien había jugado en cuatro equipos y había estado un par de años con los Packers, en una visita a Pittsburgh se encontró con Lambert en un bar, y quiso ver quién era el pistolero más rápido.

Le dijo a Lambert que la dinastía de los Packers en los '60 era muy superior a la que los Steelers estaban montando en los '70, y la consecuencia fue una nueva trifulca y otra cantina destrozada.

A diferencia de lo que suele ocurrir ahora, no había castigos de los Steelers contra Lambert por esta clase de episodios, y tampoco había críticas de la prensa local.

Después del altercado con Mercein, el diario Pittsburgh Post-Gazette publicó el siguiente comentario: "La gente tiene que comprender que cuando Lambert entra a un bar, entran los Steelers. Si le dices algo a él, se lo estás diciendo a todo el equipo. Y nunca le digas a Lambert que hubo un mejor equipo que los Steelers de los '70".

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