jueves, 2 de diciembre de 2010

Los Buccaneers deben adoptar una postura más firme ante los desplantes de Aqib Talib


No hay duda de que el esquinero de Tampa Bay, Aqib Talib, es un talento extraordinario. Tampoco existe duda de que los Buccaneers se enfilan por una senda peligrosa con él.
El modo en que los Buccaneers están consintiendo y protegiendo a Talib me recuerda mucho el modo en que los Carolina Panthers han lidiado con el mercurial receptor abierto Steve Smith durante toda su carrera, y eso es atemorizante.

Seguro, los Panthers han obtenido bastantes beneficios por el modo en que han manejado a Smith en la última década. Smith ha sido uno de los mejores receptores de la liga por gran parte de ese lapso, y también se ha comportado --la mayor parte el tiempo-- además intenta esfuerzos genuinos por compensar sus fallas.

Pero Smith también ha estado lejos de comportarse como ciudadano ejemplar en ocasiones múltiples. Ha golpeado compañeros, tenido altercados con oponentes que han resultado en castigos costosos, y a menudo su comportamiento ha dejado a los empleados alrededor del Bank of America Stadium rodando los ojos.

Si Smith fuera tan sólo un jugador más, hubiera sido cortado desde hace tiempo. Pero se trata de un talento excepcional, así que las reglas se doblan y recibe una segunda, tercera y cuarta oportunidad. Es evidente ahora que los Bucs están tratando a Talib del mismo modo.

Tuvo un altercado después del partido del domingo con un oficial en Baltimore. Testigos oculares afirman que Talib gritó de tal modo al oficial, que debió ser controlado por terceros.

Aún así, el entrenador en jefe Raheem Morris defendió a Talib el lunes, alegando que el esquinero no hizo nada mal. Quizás la interferencia de pase que lo inició todo fue una llamada equivocada. Morris también se vio visiblemente molesto en el momento de la penalidad.

Pero debes aprender a soltar las cosas. La gente alrededor de la NFL siempre habla de cómo los esquineros requieren memorias cortas. Pero la gente que emplea a los esquineros no puede darse el lujo de contar con memorias cortas.

Deben recordar que Talib ya ha sido protagonista de varios incidentes donde su ira le ha metido en problemas. Sirvió una suspensión de un partido a principios de la temporada por un incidente con un chofer de taxi. También ha tenido dificultades en el pasado con compañeros de equipo.

Eso significa que todo movimiento realizado por Talib será monitoreado de cerca por la liga. Con una suspensión en su pasado, hasta un incidente menor puede generar una segunda. Talib debe ser vigilado aún más de cerca por la gente en One Buccaneer Place. Debe ser exigido a un estándar más alto de conducta que cualquier otro jugador en la plantilla. Si los Bucs permiten que el temperamento de Talib se dispare, sólo estarán pidiendo problemas futuros.

Los Bucs han intentado hablar este año sobre la importancia del carácter. Cuando el ala cerrada reserva Jerramy Stevens, quien había estado en dificultades previamente, fue arrestado en octubre, los Bucs lo dejaron libre. Eso fue una declaración, y fue buena.

Pero si siguen dejando a Talib correr libremente, están corriendo el riesgo de meterse en la misma situación de Carolina con Smith. Cuando el receptor protagoniza uno de sus desplantes, los compañeros se preguntan por qué recibe trato especial de una franquicia que usualmente es reiterativa al hablar del carácter de los jugadores.

Eso ha generado una broma cuando los cazatalentos de Carolina se aparecen a los pro days y audiciones de jugadores colegiales. Frecuentemente, comentan a cazatalentos de otros equipos que ni siquiera pueden evaluar a un jugador con problemas de carácter. Eso siempre lleva a las risas, y a la respuesta sarcástica ("¿Qué hay de Steve Smith?''), de los scouts rivales. Los cazatalentos de Carolina siempre se quedan sin palabras en esas situaciones porque saben que su doble estándar ha sido expuesto.

Tampa Bay no puede permitir un estándar doble para Talib. Los Bucs deben tomar una actitud más firme con este talentoso jugador joven y mantener su temperamento bajo control. Si no lo hacen, esta situación eventualmente podría volver para perjudicar a la franquicia.

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