miércoles, 1 de diciembre de 2010

Reconstrucción Jeffersoniana


Entre temporadas, los jugadores de NBA se esparcen por todo el mundo, con las mejores intenciones. Quieren mejorar su juego, pero sus cuerpos piden reposo y su alma distracción y no olvidemos que la mayoría de ellos son veinteañeros.

Los más ambiciosos deciden dedicarle el verano septentrional a mejorar sus destrezas: acondicionan su físico para poder realizar una labor en específico, como lo hizo Pau Gasol de los Lakers hace un par de temporadas para taparle la boca a los que lo llamaban 'flojo', o desarrollan una destreza en específico, como un tiro a media distancia de David Lee de Golden State, o medios ganchos con la mano izquierda como Dwight Howard.

Otros jugadores extraordinarios, a veces no tienen la ambición o la consciencia de darse cuenta dónde están parados. Ese fue el caso de Richard Jefferson, quien terminó la temporada pasada, su primera con los San Antonio Spurs, desairando a su director técnico Gregg Popovich y su consigliere, el gerente general R.C. Buford. Terminó el 2009-10 con bajas en su carrera en puntos, asistencias, porcentaje de campo e intentos de tiros libres.

Jefferson irrumpió en la NBA con los Nets de Jason Kidd que contragolpeaban camino a dos Finales de NBA consecutivas. Jefferson mostró su capacidad atlética como carta de presentación, recorriendo la cancha para liquidar contragolpes o coronar puentes aéreos. En agosto de 2004, firmó un contrato con los Nets por seis temporadas y $78 millones.

Cuando partió Kidd a Dallas, la ofensiva de los Nets evolucionó y Jefferson se convirtió en su máxima figura. No tuvo que aplicarse ni que ganar su protagonismo, porque los Nets carecían de talento ofensivo. Dejó de depurar sus destrezas y se notó. Con la llegada de Vince Carter a New Jersey, los Nets envían a Jefferson a Milwaukee, donde pasa una temporada como eje ofensivo.

Ya con los Bucks y la campaña pasada con San Antonio, el Coach Carlos Morales comentaba en su análisis durante los partidos y en comentarios privados que, como jugador reconocido en la NBA, Jefferson carecía de fundamentos de juego y su toma de decisiones en la cancha eran muy debatibles.

Popovich notó lo mismo. Jefferson pasó de ser titular, a ser reserva. De ser un todo terreno que promediaba 34 minutos en noviembre a un jugador que promediaba menos de 31 en marzo y pasaba los momentos definitorios de los partidos de los Spurs en la banca.

Jefferson es una persona simpática, con suficiente conocimiento del mundo exterior para dar la impresión que dentro de sí existe un intelecto curioso, dispuesto. Sus padres fueron misioneros cristianos en África y Richard los acompañaba en sus viajes entre años escolares en la secundaria. Al llegar a San Antonio, captó que era el mejor plantel en el que había jugado y que tenía mucho que aprender como jugador. Dependió de jugadores como Manu Ginóbili para entender el sistema de los Spurs, y el baloncesto ganador.

Pero eso no bastaba. Sea porque Popovich sentía mucha simpatía por Jefferson, o porque no quería una mancha de $14 millones en su expediente, el técnico de San Antonio decidió dedicarle su verano.

Antes de hacerlo, tuvo una conversación de hombre a hombre con Richard. Decidas lo que decidas, no habrá rencores, le planteó Popovich a Jefferson. Necesitas ir de nuevo "a la academia" como le dijo el técnico de los Spurs: prácticas con Popovich y Chip Engelland, el doctor de mecánica de tiro que la ayudaría a crear más elevación en sus tiros, como logró previamente con Ginóbili; cuando Popovich y Engelland se fueran de vacaciones abreviadas y Jefferson regresase a su querido New York, tenía que trabajar con el entrenador asistente Chad Forcier; Richard también fue 'invitado' a participar en el campamento de Tim Grgurich en Las Vegas en agosto.

Suns v Spurs

Getty Images

Jefferson era un diamante sin pulir. Popovich lo convenció para mejorar

La alternativa de Jefferson era disfrutar su verano, contar su dinero. "Y me hubiese dedicado a traspasarlo a otro equipo de inmediato", reveló Popovich. "Le dije que me enfocaría en enviar su trasero fuera de San Antonio".

A Jefferson le restaba un año en su contrato en San Antonio, cubriendo esta temporada, a opción del jugador. Si Richard cancelaba ese último año, en el que le debían $14 millones, los Spurs le ofrecerían $38.8 millones por las próximas cuatro campañas (un promedio de $9.7 por año). Los Spurs se comprometían a Jefferson, a cambio de que el jugador reduzca su compensación por temporada y se comprometiese a desarrollar sus destrezas.

"Le pregunté si quería alcanzar su potencial, o dejar que pasasen los años mientras acumulaba dinero en su cuenta de banco", recordaba Popovich. "Me dijo: 'Quiero alcanzar mi potencial'."

El rigor del entrenamiento redujo su porcentaje de grasa del alero al siete por ciento. Trabajaron en la parada súbita (con miras a que Richard penetrase mucho más), cómo establecer el pie de pívot y usarlo al máximo, como depurar su tiro de triple a pie firme. Defensivamente, trabajaron en los conceptos básicos de los Spurs: rotaciones, ayudas, marcar la jugada de pared y desmarque y cerrarle la llave al armador.

El resultado es interesante. Ha mejorado todos sus índices ofensivos principales, con la excepción de los tiros libres. Pero su papel ofensivo se ha enfocado en penetrar o encestar triples: de 5.5 intentos de tiros por 48 minutos jugados el año pasado a 7.2 este año; sus intentos de triple formaban el 24% de sus tiros de campo en 2009-10 y 41% esta campaña.

"Creo que necesitaba que alguien se lo exigiese", observó Popovich. "Es inteligente y tiene buen carácter. Tuve suerte que pude hablarle sin rodeos. Si Richard fuese tonto o listo, hubiese tenido que usar artimañas para motivarlo a llenar nuestras expectativas. En general, espero que produzca un juego más constante".

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