lunes, 18 de marzo de 2013

Chris Wright, el primer jugador de la NBA con esclerosis múltiple

Son muchas las historias de jugadores de la NBA que tuvieron vidas difíciles y que debieron superar duros caminos para poder participar en el mejor campeonato de baloncesto del mundo.

Aunque la vida de Chris Wright represente una mayor superación y le brinda una esperanza a millones de personas. El joven base de la prestigiosa Universidad de Georgetown hizo realidad su sueño y firmará por Dallas Mavericks un contrato de diez días y así se convertirá en el primer jugador en la historia que llega a la NBA con esclerosis múltiple.

Todo comenzó con un simple resbalón en un entrenamiento con el modesto Olin Edirne de Turquía y terminó siendo una pesadilla. Wright había hecho miles de veces aquellas carreras por la cancha, sin embargo aquel día las sensaciones no fueron las mismas. Su pie izquierdo le falló y le hizo perder el equilibrio. No le dio demasiada importancia. Unas horas después perdió la sensibilidad en la mano, el brazo y toda la pierna derecha. Consultó con un médico y regresó a Estados Unidos sin entender muy bien su diagnóstico.

"Ni siquiera sabía qué era eso. La primera vez que me hablaron de la esclerosis múltiple fue como: 'Vale, ok', ¿y qué tengo que hacer para recuperarme?", rememora Wright en una entrevista concedida al periódico Usa Today.

Los médicos le comunicaron que estaba ante el final de su prometedora carrera, pero él no se rindió pese a que se le cerraron las puertas en Europa. "Todos me decían que lo sentían. Hay muchas cosas negativas alrededor de esta enfermedad y todos se ponían en lo peor", afirma Wright.

No obstante sus vida volvió a dar un giro importante. En agosto de 2012, el manager general de Iowa Energy (equipo de la Liga D-League) se interesó por él sin conocer cómo la enfermedad podía afectar a un deportista profesional.

La creencia más generalizada es que las personas que sufren esclerosis múltiple no tienen ninguna posibilidad de volver a hacer deporte, ni siquiera a nivel aficionado, y muchos la asocian con una enfermedad terminal.

Pero el basquetbolista no se dio por vencido. "Sólo quiero jugar al baloncesto. Quiero demostrar que se puede hacer al primer nivel", declaró tras firmar por los Energy. Su perseverancia le sirvió para ganarse un puesto en el equipo, donde tuvo positivos números (15.5 puntos, 4.3 rebotes y 7.1 asistencias por partido).

Pese a que el jugador debe cuidar su dieta y visitar el hospital una vez al mes para que el tratamiento le sea inyectado, aclara que su vida no se ha visto afectada y tampoco su carrera. Aunque con algunos obstáculos inesperados completará su camino hasta la NBA y podrá cumplir su sueño, aunque sea con un contrato de 10 días.

Su siguiente objetivo es ganarse un puesto en la competición. Aunque su felicidad por participar en el certamen es gigantes y señala que "me recuerdo constantemente que debo disfrutar de cada minuto porque en algún momento la pelota va a dejar de botar. Y a veces más pronto de lo que querrías".

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