Todavía compran el periódico en North Platte. Todavía tienen teléfonos con tapita, que están bien guardados en los atuendos de trabajo, como para no distraerse de las conversaciones matutinas. La mayoría de las mañanas, las charlas comienzan con el clima --las ventiscas son para friolentos-- y terminan con el fútbol americano. Este es el territorio de los Cornhuskers, lo que significa que los sábados están dedicados al Big Red y los domingos se usan para lavar los carros, realizar los quehaceres y esperar otros seis días hasta el próximo juego. Pero la cosa ha cambiado esta temporada. Woodhead está jugando en la NFL. Y en esta pequeña ciudad de Nebraska, de alrededor de 25 mil habitantes, los New England Patriots tienen alrededor de 25 mil fanáticos.
"Danny ha levantado nuestros espíritus", dijo Mark Jolliffe mientras esperaba en la barra por un plato de la buena comida que sirven en Roger's el miércoles. "Nos hizo olvidar de las derrotas de los Huskers". Al principio, parecía una rara combinación. Tom Brady, el mariscal súper estrella, esposo de una súper modelo, conoce a Danny Woodhead, el hijo de North Platte. Uno hace suspirar a las mujeres con su cabello; el otro viene del campo.
Pero ya no resulta tan raro. Luego que los Patriots firmaran a Woodhead en septiembre, el corredor de 1.70 metros de estatura se ha convertido en un héroe de culto y una pieza integral de la ofensiva de Bill Belichick, sumando más de 1,000 yardas combinadas por tierra y aire y seis touchdowns. New England está sembrado N° 1 en la AFC y enfrentará a los New York Jets --el equipo que cortó a Woodhead el otoño pasado-- el domingo.
La gente aquí no tiene ningún pensamiento dubitativo al respecto, sobre cómo un jugador de fútbol americano rindiendo por encima de las expectativas representa a la comunidad. Hay un corredor que va por toda la ciudad, y es el más largo del país. Por la noche, miles de personas circulan frente a las luces de Bailey Yard, camino hacia un lugar más grande por la I-80.
Un hombre sentado al fondo de la barra dice que el oeste de Nebraska se trata de trabajo duro, de sacrificarse 60 horas por semanas simplemente para sobrevivir. Como Danny. El hombre no quiso revelar su identidad. No quiere quitarle ni un poco de atención a Woodhead.
Pero ellos también están en el centro de la escena.
"Estamos muy lejos de la nada", dijo el hombre.
"Simplemente estamos agradecidos de que él pueda tener una chance".
Visitando a los Woodheads
El hogar de Woodhead tiene 115 años. Huele a salsa de frambuesas y galletas recién horneadas. No hay fotos de fútbol americano ni trofeos, ningún indicio que sugiera que el hijo de Annette y Mark Woodhead juega en la NFL.
"Es uno de nuestros cinco hijos", dijo Annette.
"Todos ellos son especiales".
Su celular suena dos veces el martes entrada la noche, y cuando Mark llama desde la escuela --es maestro de una escuela de primaria y el entrenador del equipo femenino de básquetbol en la preparatoria North Platte-- su BlackBerry suena con el ritmo de "Brown-Eyed Girl". Esa es su canción. Y un rato más tarde, el teléfono vuelve a cenar en otra habitación.
Aunque no tengamos dinero.
Estoy tan enamorado de ti amor...
Ese tono indica que la llamada viene de New England. Es "la canción de Danny".
La familia es muy unida, como mejores amigos. Danny y su hermano mayor, Ben, jugaron juntos en Chadron State y fueron compañeros de habitación; en sus respectivas bodas, fueron padrinos uno del otro, con su hermano menor Joel parado junto a ellos.
De niño se perseguían por toda la casa, haciendo desastres hasta que un mueble se rompía o una parte del cuerpo empezaba a sangrar. La broma, por aquel entonces, era que no importaba que una silla o una mesa tuvieran que ser sacrificada en la batalla.
"Conseguí buena parte de nuestros muebles en ventas de garages", dijo Annette, "porque no podíamos pagar nada más".
Mark pintaba casas como un segundo empleo para que Annette pudiese quedarse en casa con los niños. Ella les dio clases en su hogar hasta que tuvieron edad de preparatoria. "Fuimos siempre muy unidos porque estuvimos todo el tiempo juntos", dice Joel.
Todos los hombres Woodhead son conocidos como "Woody". Mark es "Big Woody". Cuando los muchachos fueron lo suficientemente grandes, ayudaron a su padre a pintar casas durante los veranos. Y cuando terminaban el trabajo por la tarde, se iban a jugar golf juntos. Danny tiene un excelente hándicap, algo que trata de mantener en secreto. En North Platte, los atletas raramente se especializan en un deporte. No hay suficientes cuerpos. Por eso Woodhead jugó fútbol americano, básquetbol y fútbol en preparatoria. Antes de cada partido, Annette le hacía leer pedazos de la Biblia a sus hijos. Joel escribía las Lecturas en sus zapatos; Danny las guardaba en su guante.
Ahora a Danny les envía las Lecturas por mensaje de texto. Y antes de cada partido de los Patriots, sus padres lo llaman y juntos dicen una breve oración.
La jugada que aquí recuerdan
Hay una historia que tiene 10 años y todos en North Platte la recuerdan: los Bulldogs estaban jugando en las semifinales del estado, empatados con un par de minutos para el final. Era la segunda temporada de Danny en el equipo. Millard North se alineó para intentar patear el gol de campo del triunfo desde 35 yardas. Woodhead, quien había hecho de todo para llevar a su equipo a la victoria, se acercó al entrenador de equipos especiales.
"Puedo bloquear esta patada", le dijo.
"Bueno", le dijo el asistente, "métete ahí dentro".
Woodhead pegó un tremendo salto y bloqueó la patada, y los Bulldogs ganaron ese partido y llegaron a las finales del estado, algo raro para el equipo. North Platte es una de las escuelas más pequeñas en la Clase A, la más alta de Nebraska. Los Bulldogs se enfrentan contra equipos de Omaha y Lincoln y casi siempre van de punto. Pero a los jugadores siempre les gusta enfrentarse con escuelas más grandes, demostrando que no son sólo unos campesinos del oeste, y que no son tan pequeños.
"Definitivamente nos dio motivación extra para ser mejores y tener éxito contra esos equipos", dijo Joel. "Queríamos demostrarles a todos que estaban equivocados".
Encuentras la manera
Los Woodheads siempre tuvieron esta frase: Cuando se cierra una puerta, toma la que está abierta. Y Danny ha visto varias puertas cerradas. En la preparatoria, fue uno de los jugadores más excitantes del estado, pero no consiguió una oferta de beca de los Cornhuskers. En la universidad, ganó --dos veces-- el Trofeo Harlon Hill, el equivalente al Trofeo Heisman para la División II, pero no fue seleccionado en el draft de la NFL.
La primera desazón fue probablemente más dolorosa para North Platte de lo que fue para Woodhead.
"Nebraska tenía todos los videos de todos los partidos que jugó; les envíamos todo cada semana", dijo el ex entrenador de North Platte, Bob Zohner. "Por eso sabían bien lo que podía hacer.
"Fue y se reunió con [el ex entrenador de NU] Frank Solich. Hablé con Danny el lunes siguiente, y lo primero que me dijo fue, 'Entrenador, ¿Por qué querría ir a un lugar donde todo lo que me dicen son las cosas que no puedo hacer?'. Le dijeron que era demasiado pequeño para ser corredor, algo que resulta irónico... Estaba hablando con Frank y lo miraba de frente a los ojos". Solich --un ex fullback de los Cornhuskers de 1.70 metros y actual entrenador de la Universidad de Ohio-- no devolvió los mensajes que ESPN le envió a través del departamento de relaciones con la prensa de los Bobcats. Bill Callhan, su sucesor en Nebraska, tampoco vio demasiado en Woodhead como para ofrecerle una beca. Callahan se chocó con Woodhead unos años después, cuando ambos estaban con los Jets.
Desde el comienzo, Woodhead sólo quería jugar fútbol americano. No quería tomarse un año sabático y jugar en los equipos especiales de Lincoln, algo que le ofrecieron. Por eso fue a Chadron State, una escuela de División II al norte de Nebraska. La ciudad tiene un solo semáforo, y es tan remota que ocasionalmente un ciervo se mete en las prácticas de fútbol. Pero Woodhead dio vuelta la ciudad. Corrió para un total de 7,962 yardas, un récord para la NCAA en el momento. Y anotó en 37 partidos seguidos.
"¿Has visto sus piernas?", dijo el entrenador de Chadron State, Bill O'Boyle. "Sus gemelos son los de un jugador de 1,95 metros. La parte baja de su cuerpo es increíble. Es uno de esos muchachos que puede acelerar de 0 a 60 en dos pasos".
"Está acostumbrado a trabajar por todo lo que tiene. Muchos tienen las cosas servidas por su talento. La gente va a menospreciarlo porque es bajo y viene de una escuela de un nivel inferior, pero estoy seguro que no hay otro jugador con su ética de trabajo".
Woodhead heredó esa ética de trabajo de su padre. La humildad es sencillamente algo que hay que tener en North Platte. Un día, Woodhead estaba jugando Nintendo con su hermano y necesitaba una silla para sentarse. Tomó uno de sus trofeos Harlon Hill, que son tan grandes como un niño pequeño, le quitó el balón en la parte de arriba, y se sentó en la base del trofeo.
Un Patriot junto a Osborne
El Club del Touchdown es un homenaje a los Huskers. Hay 650 piezas de merchandising deportivo en las paradas del bar/restaurant/salón de bolos, y está dividido en eras y estrellas. En un lado de la pared hay una vieja camiseta que pide a Bob Devaney como presidente. Cerca del salón de bolos hay una foto sonriente de un joven Tom Osborne, antes del campeonato nacional, con el estrés y las arrugas.
"Voy a mostrarles algunas cosas más", dijo Butch Rasmussen mientras empezaban el tour alrededor del lugar que construyó y luego le vendió a su hijo. Caminó hasta una vidriera y la abrió. Es la muestra Woodhead. Dentro hay plaquetas y fotos de los días gloriosos de Danny en North Platte y Chadron.
Butch dice que expandirá la muestra algún día, cuando Danny envíe algo de los Patriots. Pero no espera que sea pronto; imagina que Woodhead estará muy ocupado.
Y lo mismo pasa en North Platte. El Club del Touchdown compró el paquete para ver la NFL hace unos años, pero luego lo quitaron. No valía la pena pagar los 1,800 dólares para ver los juegos. No había suficiente gente que fuera los domingos para ver la NFL.
Pero ahora todo ha cambiado. Las mesas están llenas y las rutinas de los domingos se alteran durante tres horas.
"Podría haber tenido éxito en Nebraska", dijo Rasmussen.
Su visión está un poco recortada por estos días. Ya todos han dado vuelta la página.
No ve el alboroto
¿Quién podría haber imaginado esto? ¿La lesión de rodilla del corredor veterano de los Patriots, Kevin Faulk, el ascenso a fines de septiembre, la corrida de 22 yardas para anotación contra los Bills en su debut en New England? Cuando Belichik incorporó a Woodhead al plantel, algunos sospecharon que lo hacía para que el joven le pasara información sobre los rivales de los Patriots en la AFC Este.
Pero ahora la cosa se ve más claramente. Belichick, quien es considerado una de las mentes más inteligentes de la NFL, simplemente estaba calculando otra maniobra perfecta. Woodhead y BenJarvus Green-Ellis eran desconocidos que no habían sido seleccionados, pero han ayudado a los Patriots a quedar entre los 10 mejores en ofensiva terrestre.
Y Woodhead se ha convertido en un benjamín para la prensa. Bromea que su fascinación debe tener algo que ver con su altura. Nunca ha sido realmente un muchacho que genere titulares, algo ideal en el Mundo Patriot. Realmente no ve porqué hay tanto alboroto a su alrededor. "Sentía que podía jugar en el siguiente nivel", dijo Woodhead en una entrevista con ESPN. "Realmente lo sentía".
La familia vino en noviembre para verlo jugar y se quedó en su apartamento. Danny era Danny, dicen Mark y Annette. Quizás un poco más intenso. Más concentrado. No pueden asistir a cada uno de sus juegos por primera vez en sus vidas, porque viven del salario de maestro, y porque Mark tiene una temporada de baloncesto en disputa, y es duro.
Mark dice que se tomará un tiempo libre si los Patriots llegan a Arlington, Texas. Deberá hacerlo. Es el Super Bowl. Cuando llegó a casa el martes por la noche, vestía una campera de los Patriots.
En North Platte, es la última moda.
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