lunes, 17 de enero de 2011

Los Spurs dominan en ataque, pero también están creciendo en defensa


Ha pasado exactamente la mitad de la temporada y aún me pregunto cómo Gregg Popovich ha logrado renovar tan bien la imagen de una marca que parecía asfixiada, gastada, y con destino directo a la papelera.

Los Spurs están jugando en este momento como un equipo de campeonato.

Ya hemos hablado acerca de su ofensiva fluida. Hemos visto cómo Popovich ha tomado todos los ingredientes que tenía en la mesa y los ha hecho girar en la licuadora para encontrar un trago saludable, agradable a la vista y por sobre todas las cosas de una calidad sublime.

Y cuando pensábamos que la mutación era completa, que San Antonio era mejor pero distinto, nos dimos cuenta que había conseguido lo más complicado: conservar lo mejor de antes para sumarlo a lo mejor de ahora.

Los Spurs jugaron una defensa notable el domingo frente a los Nuggets. A excepción de algunas rotaciones defensivas bastante lentas y predecibles en el primer cuarto, el control sobre Carmelo Anthony (y también sobre Chauncey Billups) se hizo tan grande a partir del segundo que hizo que se siga hablando más de su posible pase a los New Jersey Nets que de su importancia dentro del rectángulo de juego.

Anthony terminó con 12 puntos (5-7 en tiros de campo) producto de un juego sin pelota de altísimo vuelo que empezó con la intensidad de Richard Jefferson y siguió con los brazos activos de Manu Ginóbili, incluyendo una tapa en defensa en transición que quedará, sin dudas, entre las mejores jugadas de la semana.

"No hay duda que son un equipo especial", le dijo George Karl al San Antonio Express-News una vez finalizado el juego.

Quizás el rompimiento en el primer tiempo haya marcado un poco como fueron las cosas. Ese parcial de 37-10 cuando quedaban 9.42 por jugar en el segundo cuarto y perdían por 12, dejó a los Spurs con un 57-42 a favor e hizo que el espíritu grupal coquetee con el éxtasis.

Lo más interesante de todo esto: San Antonio limitó a Denver a un 33% de efectividad en este apartado.

"Fue probablemente la mejor parte del juego", dijo Popovich al terminar el partido. "Estábamos abajo pero mantuvimos la compostura para poder recuperarnos", agregó.

Esto es lo que hace distinto a los Spurs respecto del resto de los equipos que intentan atacar con velocidad: saben defender cuando la situación lo amerita, tienen guardada esa cinta en algún lugar de los cerebros y la sacan a relucir en momentos que vale la pena.

Popovich ha hecho de este equipo el número uno en eficiencia ofensiva en toda la NBA (109.6), según podemos ver en los análisis de John Hollinger. Su ataque balanceado, su rotación de balón, su velocidad para atacar en transición y sus lanzamientos certeros ha distancia han convertido a este roster en algo superador de la era Tim Duncan, quien ha pasado de ser el mesías a un talento más dentro del coro.

No vamos a encontrar un hombre que sea figura todas las noches en San Antonio. Como decíamos hace un par de semanas, ningún jugador es tan bueno como todos juntos, y eso hace que los Spurs lastimen en bloque, obligando a la defensa a que siempre tenga una tabla floja para pisar.

Los Spurs han alcanzado seis victorias consecutivas desde las derrotas en fila ante New York Knicks y Boston Celtics, y en esos triunfos han hecho que sus rivales anoten el 40.1% de tiros de campo. Si bien el equipo de Texas se ha convertido en el séptimo equipo de la historia, desde la fusión entre ABA y NBA, en ganar 35 partidos en 41 presentaciones, hay una deuda pendiente que está empezando a saldarse: la defensa, que es, en definitiva, lo que gana campeonatos.

En este momento, los Spurs figuran sextos en eficiencia defensiva en toda la NBA (100.3), marca que viene mejorando juego a juego.

"Pasamos la pelota bien e hicimos muchos triples. Principalmente, fue una gran ofensiva. Luego, en defensa, empezamos a jugar mejor, pero no arrancamos el segundo cuarto controlando bien a los rivales. Lo hicimos casi perfecto en el segundo tiempo", señaló Manu Ginóbili.

"Hicieron un gran trabajo. Siempre que la pelota estaba cerca mío, dos o tres jugadores estaban al acecho", agregó Anthony al cierre del juego.

Una vez un jugador comentó que en el básquetbol, defender con intensidad hace que el aro se abra más fácil en el otro costado. En el caso de estos renovados Spurs, el elixir parece ser el inverso: el ataque endemoniado contagia a las fieras, las motiva a defender duro para poder recuperar y salir nuevamente a lastimar al otro costado de la cancha.

¿Son los Spurs un equipo de campeonato? Así se exhiben, pero si logran mejorar un poco más el juego sin pelota, y mantienen la salud, serán sencillamente indestructibles.

La fórmula ya la conocen. Es sólo cuestión de aceptarla y aplicarla.

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