sábado, 19 de marzo de 2011

NFL Pasar al lado defensivo de balón fue lo mejor que le pudo suceder a Prince Amukamara

El hombre que es reverenciado en una aldea nigeriana y está a punto de recibir millones de dólares de la NFL come en un Cracker Barrel cerca de la Interestatal 80. No es exactamente el demográfico de Prince Amukamara --el lugar está lleno de ciudadanos de la tercera edad luego de las 11 de la mañana en un viernes-- y se escucha la música country por los altavoces mientras se acomoda. Pero a él le gusta estar aquí. Amukamara ordena sin mirar el menó: los hot cakes de Momma, huevos revueltos, chorizo de pavo. "Siempre pido lo mismo", dice.

En un lapso de 45 minutos, entre dos vasos de agua con hielo y dos raciones de miel de maple sobre carne, cero personas se le acercan a Amukamara para pedir un autógrafo. Quizás en territorio de los Cornhuskers, están acostumbrados e tener héroes defensivos en el pueblo. Hace un año, Ndamukong Suh se fue Nº 2 global en el Draft de la NFL, y entre aterrorizar mariscales de campo para Detroit, el tackle defensivo de 305 libras de peso realizó varios viajes a su alma mater para saludar.

De vez en cuando, Amukamara envía mensajes de texto a su ex compañero de equipo en Nebraska para pedir consejos, pero probablemente no necesite mucha ayuda en este punto. El esquinero senior proyecta para ser reclutado en el Top-10 en el Draft de la NFL del siguiente mes, una idea que hace tres años parecía imposible cuando deseaba pedir su transferencia por un cambio de posición, e incomprensible de comprender para los miembros de su familia que saben poco del fútbol americano.

Es diferente de aquél que fue el último gran jugador en salir de Nebraska. Suh podía asustar a un camión escolar lleno de niños con su dura mirada, y estaba tan metódicamente enfocado en el Draft que apenas y habló con algún reportero el invierno pasado; Amukamara es afable, accesible, y rara vez deja de sonreír. Pasó sin problemas una de sus últimas pruebas, impresionando a los cazatalentos en su pro day la semana pasada, y ahora es tiempo para reflexionar sobre dónde se encuentra y hacia dónde se dirige.

"Soy un tipo que vive día a día", aceptó Amukamara. "Sólo me gusta pensar en el momento. Es lo que me mantiene humilde".

Quizás Romanus Amukamara puede ponerlo en mejor perspectiva. Llegó a América desde Nigeria en 1980. Se unió al ejército y trabajó dos empleos para mantener a su familia. El fútbol soccer era su deporte en casa, y la primera vez que vio jugar a su hijo fútbol americano, Romanus estaba espantado. Su acento sigue siendo grueso, y sus recuerdos son vívidos.

"Verlo... a veces empiezo a preguntarme cómo es que es mi hijo", dijo Romanus.

"Este el el sueño americano para nosotros".

La familia
Los Amukamaras fueron bendecidos seis veces, con seis bebés sanos, y cada nombre tiene su historia. Princess nació primero, con su nombre predeterminado por la sangre real que corre en las venas de la familia. Luego llegó Prince, y después Precious.
Prince Amukamara
Getty ImagesSe proyecta que Amukamara escuche su nombre en el Top-10

"La nombré Precious porque mis hijos son tan preciados para mí", explicó Romanus. "Luego tuvimos a Promise. Mis hijos nunca tuvieron problemas yendo al hospital o algo así, y dije, 'Este es el trabajo de Dios. Prometo a Dios mantenerme siempre leal, y le continuaré sirviendo por todas las cosas buenas que ha hecho'".

Dos hijas más siguieron, Peace y Passionate. Prince bromea que creciendo con cinco hermanas fue grandioso porque nunca tuvo que hacer sus deberes. Obtuvo su gran velocidad de su madre, Christie, una ex oficial de policía en Nigeria quien corrió a nivel profesional en su país. Ella vuelve a visitar una vez al año, y se ha preocupado porque sus hijos nacidos en América conozcan de su herencia.

Romanus arribó a América en 1980 gracias a una visa de estudiante, y más tarde se convirtió en ciudadano de los Estados Unidos y se unió el ejército. Christie lo siguió en 1988, y la familia eventualmente se mudó de New Jersey al clima más soleado de Glendale, Arizona. Nigeria parece distante para el único hijo varón de los Amukamaras. Ha pasado gran parte de su vida en los centros comerciales, canchas de baloncesto, y sobre el FieldTurf. Aquí está lo que sabe: cuando su bisabuelo fue rey de una aldea en Nigeria, tenía 56 esposas. La última vez que fue a Nigeria, en el 2001, se enfermó por los mosquitos y la comida, y perdió 20 libras.

"Tenemos una casa allá", dijo Prince. "No me tratan como realeza, pero nos tratan con respeto. La gente es muy amable con nosotros. Es un poco raro, pero a la vez es bueno.

"No hacen genuflexiones ni se ponen de rodillas, pero nos dan la mano y asientan con la cabeza. O algunos de ellos temen decir 'hola' porque piensan que somos muy diferentes, especialmente porque vivimos en los Estados Unidos".

A veces, le vendría bien dejar a un lado las referencias reales, y el nombre. Los oponentes solían molestarlos con el cántico de "PRINNNNCESSSSSS".

Usualmente los callaba con una jugada espectacular. También es el bromista de la familia, y ocasionalmente sorprendía a sus padres y hermanas. Romanus y Christie trabajaron múltiples empleos para mantener a flote a la familia, lo que significaba que Prince no los veía demasiado hasta sus últimos años de preparatoria. Los sábados, decía que podía hacer muchas cosas, y probablemente hubiera preferido ir a jugar por ahí. Obtuvo una beca para tomar clases en un junior college, y eventualmente amasó 24 créditos cuando aún estaba en la preparatoria. Ni siquiera le dijo a sus padres al principio, pero Prince siempre se estaba preparando.

Lideró a Apollo High School a tres campeonatos estatales en baloncesto, y ganó competencias de pista. Cuando los expertos de Draft cuestionaron la velocidad de Amukamara en este invierno, le hizo reír. ¿No sabían que tenía los mejores tiempos de 100 y 200 metros en el estado de Arizona? ¿No sabían lo que solía hacer?

El gran amor de Amukamara, su gran pasión, era jugar como corredor. Anotó casi 50 touchdowns en sus dos años finales en Apollo, corrió para 3,389 yardas, promedió 11.9 yardas por acarreo. En su último partido, una derrota de playoffs en tiempo suplementario, Amukamara corrió para 366 yardas y cuatro touchdowns.

Ah, y jugaba en la secundaria también, pero la defensiva no era lo mejor en el currículo deportivo de Amukamara, sólo un agregado.

Cuando se paró en el Memorial Stadium durante un Nebraska-Colorado en un frío día de noviembre en el 2006, como adolescente, Amukamara quedó pasmado.

En unos pocos meses, estaría en Lincoln compitiendo por un puesto como corredor. En unos pocos meses, todo cambiaría.

La posición
Hasta este día, Amukamara no comprende exactamente lo que pasó entre noviembre y junio. Asumió que lo engañaron. Recuerda haberse reunido con el ex entrenador de corredores de Nebraska Randy Jordan, quien durante ese fin de semana de otoño me estaba "inflando", declaró Amukamara. Recuerda llegar para los entrenamientos del verano del 2007 y ser dirigido a la sala de juntas del "Coach Elmo", como se conocía a Phil Elmassian. Era entrenador de la secundaria.
Prince Amukamara
Getty ImagesAmukamara apaciguó dudas con su gran actuación en el Combinado

"Yo me quedé, '¿Qué pasó aquí?'", admitió Amukamara. "Me dijeron la sala en la que estaba y ahí acabó todo".

Para ser justos, Amukamara concede que fue reclutado como atleta, lo que significa que jugaba múltiples posiciones. "Pero nadie me dijo, 'Si vienes aquí, jugarás como back defensivo'. Yo pensaba que jugaría como corredor", confesó.

Fue el año final de Bill Callahan en Nebraska, y Callahan, un entrenador de mentalidad ofensiva que ahora es asistente de los New York Jets, no iba a reconsiderar la decisión sobre Amukamara. Así que el freshman deseaba salir. Eligió en contra de la redshirt en el 2007, optando por probar un poco del fútbol americano colegial a través de los equipos especiales. Pensó que se cambiaría de escuela en el '07, y usaría su redshirt entonces.

Luego, Callahan fue despedido y la era de-vuelta-a-la-defensiva de Bo Pelini comenzó. Pelini se reunió con Amukamara durante sus primeros días en Nebraska, y Prince dejó que un año de frustraciones acumuladas volaran. Preguntó si estaba bien un cambio a la ofensiva, y Pelini dijo que sí. Pero también le dijo que había dirigido en la NFL, y vio a Amukamara como el prototipo para back defensivo. Dijo que Amukamara estaría jugando por mucho tiempo si jugaba a la defensiva. Dijo que eventualmente ganaría mucho dinero.

"Lo tomé", dijo Amukamara, "con mis reservas".

Pero eventualmente, empezó a creer. Habló con el capellán del equipo. Siguió charlando con Pelini y con el entonces entrenador de secundaria Marvin Sanders. Sus palabras empezaban a tomar sentido. El mundo está lleno de corredores de 6 pies y una pulgada, y 205 libras, le decía Sanders. Pero un esquinero de 6 pies y una pulgada, con esa velocidad, era cosa rara.

El foco se prendió, concuerdan Sanders y Amukamara, en el 2009 ante Baylor. Registró tres pases rotos y una intercepción. Toda la semana en las prácticas, había escuchado sobre cómo los Cornhuskers podrían tener problemas ante la velocidad de los receptores de Baylor.

"Había un poco de duda en su mente entrando a ese juego", declaró Sanders. "Porque seguía siendo muy joven.

"Bueno, después del partido, Prince se me acercó y preguntó, 'Coach, ¿por qué nos mentirías? Hablaste toda la semana sobre lo rápido y buenos que serían estos receptores, y nos pusiste nerviosos. Sentí que podía correr con el que fuera', Y le respondí, 'Prince, eso es porque tú puedes'".

Desde ese punto, Amukamara se volvió un estudiante devoto. Deseaba analizar todos los videos y estudiar a todos los mejores esquineros de la Big 12. Sanders empezó a llamarlo un estudiante del juego. Amukamara registró cinco intercepciones como junior, y fue nombrado capitán del equipo en el verano del 2010.

Sus números cayeron en la campaña pasada --Amukamara no registró intercepciones-- pero Sanders lo achaca a que los rivales estaban al pendientes de él. Su partido más citado llegó a finales de octubre ante Oklahoma State. Justin Blackmon --quien eventualmente ganó el Biletnikoff Award como el mejor receptor abierto de la nación-- lo superó dos veces en lo profundo, en el segundo cuarto, quemándolo para 116 yardas. Al medio tiempo, Amukamara estaba molesto y listo para otra oportunidad. Limitó a Blackmon a una atrapada de 3 yardas hasta los 90 segundos finales del encuentro, cuando una victoria de 51-41 para los Cornhuskers estaba segura.

Amukamara tuvo 13 pases rotos en el 2010 y limitó a sus oponentes a 18 completos en 52 intentos en su contra. Fue nombrado como All-American y elegido como el Jugador Defensivo del Año en la Big 12. En diciembre, se graduó con un título en Sociología. Lo hizo en apenas siete semestres en Nebraska.

"Estoy emocionado por ese joven", dijo Sanders. "Me siento como un padre orgulloso, y sé que el coach Pelini siente lo mismo.

"Siempre tiene una sonrisa en el rostro. Es un joven muy respetuoso. Es un cristiano. No bebe. Tiene tantas buenas características. Sabes, tengo una hija, y no hay muchos tipos a quienes dejarías que salieran con ella en colegial. Pero él es alguien en quien tienes completa confianza porque es un tipo tan bueno".

El futuro
Está contento de haberse equivocado. Está agradecido por sus amigos, y las palabras del capellán del equipo, quien alguna vez le dijo que el plan de Dios no siempre es el mismo que su plan. Es gracioso cómo resultan las cosas. Uno de los mejores amigos de Amukamara en Nebraska es Roy Helu Jr., el corredor que recibió todos esos acarreos en lugar de Amukamara.

Entrenó con Helu durante el invierno, y vio las golpizas que recibió a lo largo de cuatro años. No le envidia nada a Helu.

Se está acercando al Draft con una sana dosis de entusiasmo e ingenuidad, lo que probablemente sea bueno. Las cosas cambian rápidamente. No piensa demasiado en el paro laboral de la NFL, ni se sienta a leer los mock drafts. Después de su pro day la semana pasada en Lincoln, Amukamara ni siquiera se molestó en buscar las reseñas por internet.

"Puede jugar cobertura de presión, o puede jugar lejos de la línea", dijo el ex ejecutivo de los Dallas Cowboys Gil Brandt, analista para NFL Network que ha seguido la carrera de Amukamara. "Tiene todo lo necesario para ser un buen jugador".

Un buen jugador defensivo en la NFL. Y en América, eso es cercano a ser considerado parte de la realeza.

"Estoy muy contento jugando defensiva", dijo Amukamara. "Realmente sólo he jugado como esquinero por dos años. Siento que tengo mucho por dar, mucho potencial para crecer. Eso sólo me deja más y más hambriento para aprender".

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