sábado, 5 de febrero de 2011

El Super Bowl XLV enfrenta a quienes fueran las dos mejores defensivas de la NFL


El Super Bowl XLV enfrenta a quienes fueran las dos mejores defensivas de la NFL en la temporada regular. Dejando de lado las yardas cedidas, lo que hay que saber es que los Pittsburgh Steelers permitieron apenas 14.5 puntos por encuentro, mientras que los Green Bay Packers permitieron 15.0. Nadie más en la NFL permitió un promedio menor a 16.9 puntos por encuentro. Ese rasgo por sí sólo hace de este Super Bowl uno de los más atractivos en la historia reciente, por lo menos sobre el papel.

Además, presenta un reto importante para las unidades ofensivas.

¿Qué se necesitará para conseguir puntos en este domingo por la noche en Cowboys Stadium? Bueno, aquí están mis consideraciones.

Rashard Mendenhall

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Mendenhall debe ser capaz de imponer su estilo físico

Cuando los Steelers tengan el ovoide, tendrán enfrente a una de las defensivas más versátiles de la liga. Los Packers alinean con una defensiva base 3-4, pero a lo largo de los encuentros, muestran variantes 4-3, 4-2 y 2-4 (con cinco backs defensivos). Su mejor apoyador interno se llama Nick Barnett, pero no estará sobre el campo al ser uno de los 16 Packers que inundaron la lista de reservas lesionados de Green Bay a lo largo de la campaña. En su sitio, Desmond Bishop ha hecho un trabajo meritorio, controlando el interior junto a A.J. Hawk. Los apoyadores externos son Clay Matthews y Erik Walden, quien se hizo con la titularidad hacia el final de la campaña. Walden ha aparecido diario en el reporte de lesionados, y aún si inicia el encuentro, podría verse disminuido. El sustituto de Walden se llama Frank Zombo, un novato no reclutado que regresa a la acción después de perderse partidos por lesión.

En mi opinión, este cuarteto de apoyadores --quinteto si sumamos a Zombo-- es el área más floja de este lado del balón, y estoy convencido de que parte de la razón por la que el coordinador defensivo Dom Capers presenta tantas variantes es para disfrazar un poco las limitantes de este grupo. En general son bien resguardados por los linieros defensivos Ryan Pickett, Cullen Jenkins y B.J. Raji, pero Pittsburgh tiene la capacidad de intentar, por lo menos, montar un ataque terrestre de fuerza a lo largo del encuentro. Los Steelers deben retar a los apoyadores de Green Bay, desde mi punto de vista, con carreras por dentro de los tackles.

Pittsburgh cuenta con el mejor corredor del partido en Rashard Mendenhall, con un corredor reserva que también despliega fuerza en Isaac Redman, y con una línea ofensiva parchada que podría tener menos problemas avanzando (bloqueos por tierra) que retrocediendo (protección de pase). Mover a las tres montañas de Green Bay no será sencillo, pero atrás de Pickett, Jenkins y Raji hay un apoyador que fue reclutado como un prototipo para el lado débil de una 4-3, pero que se desperdicia un poco en el interior de la 3-4 (Hawk), y otros tres apoyadores que se suponía serían reservas todo el año (Bishop, Walden y Zombo). Podría haber muchas yardas terrestres para los Steelers si sus corredores llegan al segundo nivel. Como dije en la charla del viernes, tengo la certeza de que si Mendehall acumula 120 yardas terrestres este domingo, el partido estará prácticamente en la bolsa de Pittsburgh. La pregunta que surge aquí podría ser: ¿Si los Steelers no tienen éxito por tierra al inicio del cotejo, tendrá suficiente paciencia el coordinador ofensivo de Pittsburgh, Bruce Arians, para seguir insistiendo? Esa podría ser la pregunta del partido para los de negro y dorado.

Saltando al equipo de enfrente, podríamos decir que la situación que enfrentará la ofensiva de Green Bay es inversa. La fortaleza de los Steelers es, precisamente, su grupo de apoyadores. James Harrison y LaMarr Woodley por afuera, y James Farrior y Lawrence Timmons por dentro --con el valioso aporte de los reservas Larry Foote y Keyaron Fox-- representan la identidad misma de la defensiva. No hay mejor cuarteto de apoyadores titulares en la liga que los de Steelers. Todo lo hacen bien: atacar el mariscal de campo, disfrazar cargas, retroceder en cobertura, y por supuesto frenar la carrera. Permitir a Pittsburgh alinear en su formación base 3-4 todo el partido sería como suicidio para los Packers, a mi entender.

Aaron Rodgers con James Jones

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Rodgers podría buscar con frecuencia a Jones

Por ello creo que la clave para Green Bay será fragmentar esa unidad. ¿Cómo? Empleando muchas formaciones de cuatro receptores abiertos y un corredor, cuatro receptores abiertos y un ala cerrada, y cinco receptores abiertos. De este modo, no únicamente podrían los Packers obligar a los Steelers a sacar apoyadores del campo para insertar backs defensivos, sino que también estarían en mejor posición para atacar la debilidad de la defensiva de Pittsburgh, que es la secundaria. Encima de todo, Green Bay tiene el personal idóneo para este tipo de formaciones, con los receptores abiertos Greg Jennings, Donald Driver, Jordy Nelson y James Jones jugando todos a gran nivel. El corredor o ala cerrada podrían ayudar a los cinco linieros en protección de pase, permitiendo a los abiertos una mayor variedad de rutas.

Los dos profundos titulares de Pittsburgh son de altísimo nivel --Troy Polamalu y Ryan Clark-- pero el reserva Ryan Mundy ha mostrado ser extremadamente vulnerable. Los esquineros son el eslabón débil de toda la unidad. Ike Taylor es sólido en cobertura pero no cuenta con manos seguras. Bryant McFadden es susceptible a las jugadas grandes, y arrastra problemas en la región abdominal. William Gay no es precisamente un cerrojo. Nombres como Keenan Lewis, Crezdon Butler y Anthony Madison no inspiran demasiada confianza tampoco. Sin embargo, para que Green Bay pueda explotar estas deficiencias en la parte trasera de la defensiva de los Steelers, habrá que establecer algo de ritmo ofensivo, hilar algunos primeros intentos, consumir minutos del reloj de juego. Será bien complicado salir lanzando a diestra y siniestra, y para obtener algo de ritmo, habrá que darle algunos acarreos al James Starks. Aquí es donde me surge la gran pregunta del partido para la ofensiva de los Packers: ¿Será capaz Green Bay de evitar devolver el ovoide demasiado rápido a Pittsburgh, al no poder convertir primeros intentos? Aún si no arrancan con touchdowns, creo que es imperativo que Green Bay hile algunas series de ocho o nueve jugadas para empezar el partido. De otro modo, los veo peleando cuesta arriba toda la noche.

Definitivamente, nada está escrito. El ataque terrestre de Green Bay podría sorprendernos con partido como el de Timmy Smith (Super Bowl XXII), o algún esquinero de Pittsburgh podría alzarse como lo hiciera en su momento Larry Brown (Super Bowl XXX). Eso es lo grandioso de la NFL: los partidos hay que jugarlos, y no hay mayor escenario que el súper domingo.

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